Luego de más de 30 años de trayectoria T.S.O.L. agitó Buenos Aires con su primera visita, en donde fue evidente no sólo la emoción de los asistentes sino también la de los integrantes de la banda, quienes tal vez no esperaban ser recibidos por casi tres generaciones en el mismo recinto.
El sonido californiano inherente a ellos invitó al público a saltar, poguear y dejarlo todo durante la hora y media de presentación-no se esperaba menos, sabiendo que ellos, junto a Black Flag y Dead Kennedys, fueron los precursores de la escena donde se gestó ese mosh pit que tanto nos gusta-, en la que no hubo necesidad de entretiempos para estos rehabilitados punks, que tras superar sus problemas de adicción a las drogas decidieron recuperar la banda, aquella que durante un tiempo continuó con vida sin ninguno de sus miembros originales.
Por allá en el 96′ ganaron las batallas legales y retomaron lo suyo, aunque hasta la noche de ayer la Argentina pudo recibirlos y celebrar su decisión en Niceto: «Pedimos disculpas por haber perdido la banda y el rumbo, pero eso demuestra que somos una banda real de punk, así es como pasa», sentenció el vocal Jack Grisham, antes de evidenciar que, en promedio, son ya 15 años en los que él, el guitarra Ron Emory y el bajo Mike Roche, se han mantenido lejos de las drogas.
Como era de esperarse, Dance With Me, Code Blue y Fuck You Tough Guy fueron algunas de las joyas de la noche, sin dejar de lado World War III o Im Tired, de la cual The Offspring toma el inicio de su batería para el corte Gotta Get Away del álbum Smash.
Con algunas intervenciones, en las que incluso Grisham invitó a su casa en California a cualquiera de los asistentes de la noche, la banda demostró que el Punk no ha muerto y no tiene ganas de hacerlo en un futuro próximo.
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