En estos días en que la gente parece haberse levantado y descubierto que existían las bicicletas, David Byrne nos acerca a un mundo para descubrir desde sus dos ruedas en esta crónica que son sus Diarios de Bicicleta.
Por Valentín Bertone
Cuando Byrne, no está componiendo, produciendo, tocando o formando parte de algún grupo espontáneo, es cuando David se calza el casco pisa los pedales y arranca hacia un rumbo desconocido. Sea en su Estados Unidos natal, como en cualquier parte del mundo recorriendo bici sendas y alejado de recorridos turísticos convencionales para tomar nota de lo que ve, la gente, sus ciudades, sus culturas, su música y sus historias: “Está todo ahí, a la vista; no hacen falta escáneres TAC ni antropólogos culturales para saber cómo discurre la mente humana”. Parte de estos recorridos lo han llevado por las calles de Australia, Filipinas, Turquía, como así también por las de Buenos Aires, en varias ocasiones, retratando la vida urbana. Y al mismo tiempo, la infraestructura urbana preparada para el tránsito de bicicletas, como las facilidades y obstáculos que un ciclista encuentra en su camino. Es una crónica recomendable para todo aquel que suele usar la bicicleta como forma de vehículo alternativo. Aunque también podemos incluir a todos aquellos que la utilizan para hacer “face” los sábados por la mañana. David Byrne sabe analizar cómo algunas ciudades como Nueva York se han adaptado a estas nuevas necesidades de la gente por movilizarse de maneras alternativas y cómo han cobijado a la bicicleta como una nueva forma de movilidad urbana. Así que para los que vean a la bici como simple objeto de moda accesorio, sepan uds. que hay un libro esperándoles para contarles un poco más sobre otras pasiones que tienen que ver con las maneras de movilizarnos y comunicarnos.
Gracias David, ya inflé mi rodado 28 y salgo a rodar bajo el sol.
David Byrne, Diarios de Bicicleta, Reservoir Books, Mondadori (2010)
brandyconcaramelos.wordpress.com 
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