Tras dos años desde su última placa discográfica, Ararat regresó para demostrar que continúan siendo un volcán potencialmente activo. No hay forma de describir a la banda stoner que mezcla potencia y distorsión mientras conjuga la psicodelia y enlista a su público en un trance experimental, todo en un mismo tema.
Mediante un consistente sonido, la banda permitió notar su evolución mediante la evidente dedicación y empeño que dieron como resultado un sonido íntegro, violento en la distorsión, ambiental con los teclados y controladores, enérgico en la batería y letras que simplemente te vuelan la cabeza. Saltan a la vista y al oído el trabajo y la empatía en el escenario entre los integrantes, que no dejan más que retratos de fraternidad y un público más que satisfecho.
Sobre las 22, con un Uniclub moderadamente lleno y sin bandas soporte o filtro previo, Ararat saltó al escenario y dio inicio a la velada con Caballos, mientras hizo un repaso por su repertorio y mostró material nuevo. Doce canciones aproximadamente serían las elegidas para la noche, dentro de las cuales se destacó Las dos mitades, tema nuevo que engancha desde el principio y con el que seguramente muchos rockers se sentirán identificados. A su vez, otros de sus ya conocidos temas como Castro o Ganar-Perder se hicieron presentes.
El viaje, que duró cerca de hora y media con una impecable presentación, dejó más allá de la calidad musical la percepción en sus seguidores de un trabajo honesto y directo. No queda ahora más que esperar su última producción, aún sin título, que se espera para el próximo mes de octubre.
Texto y Fotos: Andrés Carrizosa
brandyconcaramelos.wordpress.com 
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