¿Cuántas veces nos preguntamos si va a quedar algo de toda la porquería que viene saliendo? ¿Cuántas veces recordamos con nostalgia la época dorada del Bs.As. Hardcore o del under de los 90?
–Utopians: Hola, venimos por el anuncio de ‘sonido de época’.
–Brandy: Pasen, pasen. ¿Ustedes vienen para ser evaluados acerca de su capacidad de representar musicalmente la actualidad?
–Utopians: No, no, no. Venimos a avisarles que somos el sonido de esta época. CHAU!
Y quedamos en offside, como tantas veces. A Utopians, al margen de un currículum abultado de nombres famosos y ciudades europeas, parece importarles más su arte, su mensaje. Son todo frescura, todo influencias (de las buenas: Patti Smith, MC5, Iggy Pop, por nombrar algunas), todo trabajo genuino.
Son apenas pasadas las 9 de la noche en La Trastienda (San Telmo, Buenos Aires) y arranca Bárbara Recanati con “No hay gris que te salve hoy… al final ya no soy vos” (Gris) con la energía y la pasión que caracteriza a Utopians. Es difícil sacarle la mirada de encima por todo lo que trasmite sobre el escenario. Pero por sobre todo por su naturalidad, triunfando sin darse cuenta en un mundo de hombres.
A lo largo de la noche suenan, entre otros, Trastornados, Nunca es hoy (“dicen que soy de mala espina y mi día nunca es hoy”), Esas cosas, Estación (todos del disco Trastornados). No cabe ninguna duda de que en vivo son especiales y contagiosos. Anuncian grabación de disco nuevo y nos tientan con posibles canciones del posible nuevo repertorio y se despiden de los dos álbumes anteriores tocando algunas canciones de las viejitas, y las no tanto, como Allá voy, de Freak.
El público y la banda se reencuentran, como cada vez, y son todo sonrisas. Entre los bailadores y saltadores trastornados que descontrolan La Trastienda hay una gran mayoría de niños grandes, de adolescentes que arman tribu y se celebran. Y sin miramientos por ninguna autoridad pero con total respeto a los músicos y a su música, que es a lo que vinieron, toman el escenario y patean el tablero. Y Bárbara es una Iggy Pop femenina permitiendo que ‘le copen la parada’ y disfrutando de sus fans. Gus se tira al piso, Mario se esfuerza más que nunca y Larry le pega a los tachos con la fuerza necesaria para acompañar tanta euforia. Suena una hermosísima versión de Estallando desde el océano, de Sumo para ir encarando el cierre de la velada.
Me alegra tanto saber que, al igual que nos pasó a los que crecimos en los años 90, la generación más joven tiene referentes y genera cultura. Toda la historia del rock no se terminó sino que ha sido heredada, transformada, venerada y masticada para seguir. Y debo reconocer que aunque “no creo poder huir de esta mierda de vivir, sigo preguntando…” y a donde vayan, allá voy.
Más fotos del show ACÁ.
Buena cronica, solo olvido mencionar que barbi estuvo enferma en la semana pero no se noto en nada