Ver por primera vez a los californianos The Offspring era algo que, sin saberlo, le debía a mi yo adolescente. Desde la apertura con All I Want y la posterior Come Out and Play, la banda remontó a más de uno a épocas más fáciles, donde sólo importaban los amigos y tener algo de dinero para gastarlo en cerveza, discos y, de nuevo, los amigos.
El estadio Malvinas Argentinas fue el recinto que acogió a tres generaciones-y contando-, para escuchar a una banda que es ya algo más que eso, es una marca. Desde el álbum Smash, que impulsó una meteórica carrera, The Offspring ha venido cosechando discos de platino y de oro, que claramente los posicionan hoy en día como una insignia del punk, skate punk, pop punk o como quieran llamarlo, junto a bandas como Pennywise o Bad Religion.
Y es que todo está supremamente estructurado: la banda es una empresa. Sobre los amplificadores se encontraban, por ejemplo, tazas con el característico «logo» de la calavera y la organización estuvo no sólo acompañada por los locales, sino también por personal estadounidense en lo que se refiere a las zonas del backstage y acreditaciones de prensa. Es más, se dan el lujo de decidir a quién le dan las acreditaciones o no-algo un poco excesivo-. Sin embargo, hay que entender que crecer cuesta, y más allá de estar o no de acuerdo con los conciertos masivos, es un paso natural cuando una banda es escuchada y aclamada alrededor del planeta.
Así, luego del calentamiento ofrecido por 2 Minutos, los californianos ofrecieron un setlist cuidadosamente articulado para satisfacer a todos sus fans, desde los más chicos hasta los más viejos. A tu izquierda podías ver un grupo de chicos de 15 años, vociferando You´re Gonna Go Far Kid, y a tu derecha un hecho y derecho que bordeaba los 40 haciendo lo mismo, pero con What Happened To You?. Y lo mejor de esto es que es evidente cómo el rock evoluciona y también une generaciones: «¿Quieren escuchar algo viejo?», sentenció Dexter, «pero algo realmente viejo, más viejo que algunos de los que se encuentran aquí».
Claramente, el punto de contacto para todos fueron los clásicos del Americana, con la misma que da el nombre al disco, Why Don´t You Get A Job, Have You Ever seguida de Staring At The Sun y Pretty Fly (For a White Guy). Y si, están algo viejos, pero siguen rockeando, su nivel es bueno y no deberíamos esperar menos, dado que llevan en el mundo de la música cerca de 30 años. Los tipos tocan en piloto automático, saben relacionarse con su público, tocan con ganas, entretienen a los jóvenes y saldan deudas con los adolescentes interiores de muchos, como yo.
Texto y Fotos: Andrés Carrizosa
Cómo me la perdí, no lo puedo creer!! Allá punkeando y yo acá… mejor ni lo digo ..