Aprovechando la novedad de Spotify, recién desembarcado en Argentina, hubo un buen tiempo previo como para escuchar varias veces el álbum debut de Mars Red Sky, y ante su inminente visita a estas tierras, la ansiedad fue creciendo paulatinamente por las ganas de cerrar el círculo y tomar real dimensión de lo que estos stoners de Burdeos podían mostrar sobre las tablas.
Y si de dimensiones se habla, no se necesita demasiado espacio, ya que el grupo reduce bastante su tamaño – por no decir su potencial – en escena y le termina sucediendo lo que nadie quiere cuando sueña con tener una banda: que quienes te abren el show te roben la noche.
La cita, a priori, es más que atractiva y nada será un impedimento para pasarse por Uniclub a la hora señalada, ya que este trío trae buenas referencias y, además, no son muchas las bandas francesas que se animan a un mini tour sudamericano, salvo que se llamen Phoenix y los convoquen a un festival para que delire una masa de minitas que prescinden del oído.
La intención sonora de Mars Red Sky viene en clave rutera, motoquera, fumanchera, si se quiere, pero no parece haber una idea definida para el aspecto escénico, donde indefectiblemente se necesita algo más que pararse frente al público y rascar un poco las cuerdas. Puede sonar exagerado, pero su performance parece una simple prueba de sonido.
Además de música y viaje mental, un show de rock en vivo necesita algo de adrenalina, y de eso justamente carece MRS. Al salir al escenario, el guitarrista y cantante Julien Pras se concentra en lo suyo como si hubiera venido a reparar una computadora en lugar de empatizar con un puñado de argentinos contagiados de fiebre stoner. En la misma línea que su compañero está el grandote con aires a Krist Novoselic llamado Jimmy Kinast, que no para de afinar su bajo entre tema y tema como si fuera un mero asistente de los músicos. De todos modos, cada tanto mete algún que otro saludito a la audiencia en un escueto español.
En resumidas cuentas, a Mars Red Sky parece faltarle un poco más de escenario para poder luego dar un salto mayor. Claro, tienen la mala suerte de que en su debut en Buenos Aires los telonea Poseidótica, una banda que reúne todas las condiciones anteriormente nombradas y que seduce de entrada con La nave nodriza, arremete con Los extraños y deja el escenario inutilizable luego de Las magnitudes.
El álbum debut de Mars Red Sky, que esta noche se vende a 80 pesos en un puestito a un costado de la sala, es irrebatible, y entre ese viaje para tres que parece ser su show se alcanza a notar algo de la magia que quedó grabada cuando ejecutan, entre otras, Marble sky, Strong reflection, Way to Rome y Up the stairs. La noche ya cayó hace varias horas y el show lo cierran con Falls, no sin antes avisar que luego se van a tomar unos tragos con los que se queden un ratito más.
Son franceses, hacen stoner, cantan en inglés, tienen un buen presente y buenas críticas en el hemisferio norte, pero aún así con el disco parece ser suficiente, al menos por ahora.
brandyconcaramelos.wordpress.com 
No pudo ser más acertada esta review.
No estoy para nada de acuerdo. No hay por qué pedirles que se coman el escenario, a lo Maiden o a lo Kyuss…mi experiencia al menos, fué de un intenso viaje musical, sonaron muy pero muy bien, fuerte y contundente, pero con claridad. Quizás la procesión va por dentro y eso es lo que cuenta. Al menos yo (no sé otros, me parece que sí) me fuí con los oídos llenos de música y alguna que otra imagen flashera en el escenario («Way to Rome»!).
Saludos.
No tenés que ser Maiden para poner un buen show… pero si yo voy a escuchar música y nada más prefiero un teatro o un lugar sentado donde me pueda concentrar. Si ponés un SHOW en un escenario como en Uniclub, tenés que tener, además, algo que mostrar. Si poseidótica lo tiene no veo por qué no podemos pedirles más a los franceses: exterioricen la prosesión así nos divertimos todos! je!
jajaj. aguante posei