Meshuggah: pura densidad sueca [review]

Calor, mucho calor. Un Groove colmado de gente que ardió sin ventilación impacientó a más de uno y hasta acabó con la energía de otros, sin contar la demora de la banda sueca para empezar el show debido a problemas de energía en el sitio. Con este agridulce escenario comenzó la noche de Meshuggah, previa a la presentación de la gente de Mar Del Plata, Kainoas, quienes mostraron lo suyo en un corto show que desbordó la emoción de su vocalista, quién no paró de agradecer por estar ahí, abriendo la noche para los suecos.

Con su material metalero, con buenos cambios y esencia noventera, Kainoas dejó una buena impresión en Buenos Aires con un sonido que recuerda a Korn y Mudvayne, y además se inspira en el Chino Moreno de Deftones en la voz. Con una Jersey y el número 24, el vocalista no contuvo su emoción y la banda de Nü Metal simplemente quiso dejarlo todo arriba.

Tras Kainoas Groove se fue llenando cada vez más, pero el oxigeno disminuyó con esto. El calor fue casi insoportable y la gente, que ya venía bromeando con «¡Vamo Pechuga!» llegó a concluir que la noche sería de «Pechuga al Horno».

Sin embargo, una vez saltaron al escenario con Swarm y Combustion, todo fue perdonado. Casi como un metrónomo, Meshuggah desplegó en stage un sonido apretado, compacto, rígido, que simplemente hace arder la furia desde adentro. Es la densidad pura.

Quienes se encontraban al frente inevitablemente comenzaron a poguear, ya que no se puede hacer más tras escuchar el sonido math/trash/progressive/metal de los suecos y los alaridos de su frontman Jens Kidman, que con su extrema voz dirigió esa negra sinfonía que enloqueció a la masa negra del público metalero argentino, en especial con ObZen y Lethargica.

El clímax estuvo con Bleed, particularmente, que inspiró una bella licuadora que se vio en su máxima expresión desde el segundo piso. Golpes, sudor y cabezas de lado a lado fueron los protagonistas de la noche más metalera, en la que las palabras no alcanzan a describir lo que transmitieron los suecos oriundos de Umeå, quizás los número uno en su género y cuya virtuosidad canaliza una energía bastante tensa que hace que quieras saltar y pedirles que por favor estallen y hagan a todos acabar con el lugar.

Luego de haber tocado un setlist de aproxidamente 14 canciones, cada una de más de 5 minutos, no hay nada más que pedirle a la banda, con lo que el público queda más que satisfecho en espera de su siguiente parada por esta latitud con nuevo material.

Texto y Fotos: Andrés Carrizosa

Comments

  1. Muy bueno, Andrés! gracias por la buena review!
    -Gabriel / Kainoas-

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