“Somos amigos y por eso seguimos tocando. Primero la amistad y después la música”, Hernán.
Finalmente arrancó la fiesta cadenera, esa a las que ya nos tienen acostumbrados el Chino, Edu y el Vala para estas fechas. Despedir el año, festejar su aniversario y repasar su discografía es ya una tradición.
Cuando entré a Groove estaba tocando la gente de Quemacoches ante los pocos valientes que se animaron a entrar a pesar de la amenaza de transpiración prematura. Sin restarle importancia a esta variable, me gustaría preguntar ¿dónde quedó el apoyo a los teloneros? ¿No era parte del ritual ir a hacerle el aguante a los que recién empiezan? Como sea, la verdad es que no estuvo nada mal el show que dieron y lamento que pocos lo hayamos disfrutado.
Cuando ellos terminaron, empezó a entrar la gente que estaba en la calle. La Hinchada cadenera, siempre firme y al frente, comenzó con los preparativos acostumbrados: inflar globos de colores, repartir papelitos e hidratarse lo máximo posible (lo que no impidió que, con todo, hubieran algunas bajas apenas comenzado el show. En serio, el calor fue insoportable. Se me ocurre que podrían pensar en un lugar abierto para la próxima, ¿no?).
Pasadas las 21.30 la pantalla del escenario se prendió y aparecieron fotos de la banda que abarcaban todos estos años, desde los gloriosos ’90 hasta las giras más recientes. Ver a los Cadena Perpetua en sus comienzos, chiquitos, recién saliendo de la infancia y ya todos unos pequeños punks, siempre me resulta divertido.
“El mundo hipnotizado/ cansado y agotado sin poder reaccionar / perdido y dividido va sumando banderas / las guerras son secuelas de la realidad / Y se acumula la bronca en cada paso”, así eligieron arrancar la fiesta, con la denuncia y la queja, algo que es parte de ellos (y ya de nosotros) desde el comienzo. Como habían prometido, tocaron todas canciones de la primera década, incluso ese cuasi rock and roll que es Por qué a mí que, si bien salió en estudio en el 2005, fue compuesta y tocada en vivo mucho tiempo antes.
El trío tocó 32 temas en los que prevaleció la temática política, aunque fueron intercalando algunos pocos románticos de aquellos años como Fiel soledad, Te quiero mal, Quisiera evitarte y el cover de Horacio Guarany No quisiera. De las otras tuvimos la alegría de escuchar, por ejemplo, No quiero flores, Juventud suicida, Mis pesadillas, Dispara y, para la despedida, Si me ves. Otro gran momento de la noche fue cuando empezaron a sonar los acordes del cover más esperado, Ellos dicen mierda. Es una pena que ya sólo lo toquen en estos repasos.
Quizá lo más interesante fue constatar que lo que nos dijeron la semana pasada en la nota que hicieron para Brandy era totalmente cierto: estaban diciendo lo mismo que ahora. ¿Pero eso por qué? Porque nada cambió, porque todavía hay mierdas que siguen oliendo muy mal, aunque los nombres y las caras sean diferentes, aunque “el señor gobernador” ya no esté al frente como para querer cortarle las patillas…
“Sólo le pido a dios/que la muerte no me sea indiferente” cantaba indignado Hernán mientras Edu mostraba las banderas. No hizo falta ninguna explicación, todos sabemos a qué se estaba refiriendo. Por suerte todavía quedan músicos que realmente sienten y se comprometen con lo que cantan, que se lo creen de verdad. Puede ser que Cadena Perpetua sea una banda más del montón… pero lo bueno es que es de ese montón.
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