Peperino superestar te da una oportunidad más

alberti

Una de las virtudes que tenía la dupla Fabio Alberti – Diego Capusotto fue la creatividad al servicio de darle a su público un producto siempre nuevo. Del Cha-cha-chá de los noventas a los Mario y Marcelo, conductores de Todo por 2 pesos (1999-2002) a principios de los años 2000 (siempre en compañía de otros grandes del género humorístico como, obvio, Casero). Y yo era de esas personas que no entendían muy bien ese humor, pero algunos de los héroes de este universo del bizarro(-ísimo) eran sencillamente irresistibles. Tengo que admitir que me compraron completamente cuando hicieron una recreación de la casa de Gran hermano con los personajes de Disney. O el inolvidable Triple de Sandro, que comía sangüichitos de miga mientras cantaba. Cada uno tendrá su momento en el que ya no pudo contener la risa. A partir de esa enorme variedad de propuestas, Alberti se quedó con un elenco estable de personajes, entre ellos el que nos convoca al Chacarerean Teatre, el mártir Peperino Pomoro (originalmente de Cha-cha-cha).

beto tonyEn el marco general de un culto a este mártir vamos pasando de un sketch a otro dejándonos llevar por la temática mística y el discurso ‘bilardesco’. Arranca con unos cantos gregorianos; recrea escenas de tipo bíblicas como la anunciación del ángel; aparece el curita Devoto, quien predica en el templo leyendo las enseñanzas de Peperino e interpretándolas; trae al escenario a Beto Tony y su muñeco, ventrílocuo famoso por sus chistes horribles que cerraba con un “¡Está bien!” mendigando risas; el Supremo Merylan y la Madre Prolactina: Alberti explota al máximo este personaje al recordar su vida y obra y no falla a la hora de sacarnos una carcajada. Rimas, neologismos, absurdo y surrealismo se combinan en un espectáculo que garantiza nuestro buen humor. Quizá haya perdido la sorpresa de la novedad y la creatividad original, anteriormente tan prolífica, pero no por eso ha perdido eficacia. Sabemos lo que vamos a buscar y es eso mismo lo que encontramos.

Es un humor de apariencia básica y que apela al imbécil que tenemos dentro, pero que en realidad se ganó el respeto de todos por ser disimuladamente inteligente y cínico. La propia esencia de la obra es de por sí una reflexión que desnaturaliza la religión y baja una línea muy dura a sus espectadores. El desratizador Ratzinger no tiene nada de ingenuo. Logra que trabaje la cabeza a través de una de las prácticas más saludables que tenemos a disposición, a saber, la risa. Sin ofender directamente pero clavando puñaladas discursivas nos obliga a desmitificar nuestras creencias sin suscitar la crítica radicalizada de los activistas. Pienso que en el fondo es mucho más crítico este espectáculo que la obra de Ferrari y, sin embargo, con la excusa del humor, nadie la quiere censurar.

Es interesante el recurso audiovisual que incluye publicidades y anuncios institucionales, así como contribuye con la escenografía.

Altamente rebelde y, a la vez, relajada e inocentona, la obra de Alberti perpetúa este tipo de humor que aprendimos a disfrutar y respetar y que es tan necesario para sacudir los anquilosados andamiajes sociales que nos oprimen sin darnos cuenta.

Hay que apurarse porque por ahora hace sólo 8 funciones para quienes todavía no la vieron.

Peperino superestar está los Viernes a las 21 hs. en el Chacarerean teatre (Nicaragua 5565 – Palermo)

Acá les dejamos uno viejito para ponerse en sintonía.

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