¿Quién dijo que algunos punks no somos bibliófilos? Tres años de feria, a Salón Pueyrredón lleno, desmienten cualquier prejuicio.
Apenas llegué, pasadas las 18 hs, me encontré con la mítica (pero muy real) Patricia Pietrafesa hablando no sólo de la feria sino también del Archivo Colectivo Itinerante, cuya idea es juntar y compartir simplemente con un pendrive todos los documentos que tengamos relacionados a nuestra propia historia punk. Dijo cosas como que éste era “un espacio de intercambio y de rescate de un pasado reciente”, y que el archivo se trataba de una “construcción colectiva y un lugar de resistencia”. Ese es justamente el tipo de bienvenida que invita a unx a pasar y quedarse.
La Feria del Libro Punk, cada vez más organizada, crece año tras año y, para quienes venimos siguiéndola atentamente, se nota. En esta edición nos hemos encontrado con viejos conocidos: los títulos de la editorial Piloto de Tormenta, algunos de los cuales ya fueron reseñados por Brandy con Caramelos (como Derrumbando la casa rosada o Surfer Calavera); Alcohol y Fotocopias que, junto con Madreselva y Tren en movimiento editaron este año la joyita de El último de los hippies, un romance histérico, de Penny Rimbaud, y muchos, muchos autores con sus colaboraciones en su mayoría independientes. Los cuatro géneros que prevalecen son: los anecdóticos, como De todo lo que vi, recuerdo la mitad, de Mariano Ludueña, o Agujas y Sangre de Matías Rinaldelli; las biografías, como la de Ricky Espinosa: El ultimo punk, de Sebastián Duarte; los de poesía, títulos en los que la editorial Capuchas parece tener experiencia y que pueden leerse en línea, o adquirir también en la FLIA; y finalmente el ensayo. Una de las novedades más curiosas sobre este género que encontré fue Foucault para encapuchadas, de Manada de lobxs por la editorial Milena caserola. La otra fue más curiosa aun: Lautaro González trajo su propia tesis de grado en Periodismo y Comunicación Social por la Universidad Nacional de la Plata para compartirla. El título es “El Libertario y Acción directa. La prensa anarquista de la última dictadura militar (1973-1975)”. Si bien el único ejemplar que llevó fue la misma tesis impresa, gustoso puso a disposición su mail (lautarogonzales1977@gmail.com) para que, el/la que quisiera, pudiera pedírsela.
Quien se llevó toda mi admiración y respeto en esta tarde de calor fue Michaux Editorial, “artesanal, pirata, anarquista e independiente”. Su tarjeta de presentación lo dice todo, pero voy a aclararlo por las dudas: esta gente edita e imprime libros que, en su mayoría, no tienen derecho de autor o, a pesar de ello, están dando vueltas por la web. Así, quien todavía goce del formato papel, puede disponer de un ejemplar impreso de, por ejemplo, Commando, la autobiografía de Johnny Ramone, o de Por los hijos lo que sea, de Evaristo Páramos, por muy módicos precios. Me resta decir que esta vez la feria contó con un invitado “extranjero”, un primo hermano podría decirse: el puesto de la Feria del libro Heavy (que, dicho sea de paso, tendrá lugar el próximo sábado 1 de Noviembre). Provistos de buen material y hasta con tarjetas ilustradas de Isidoro Reta, estaban presentando el libro (recién salido del horno) con las ponencias, debates y exposiciones que se habían dado en la feria anterior.
Por supuesto, también hubo otras cosas curiosas para ver, escuchar y comprar. Para comprar: discos, remeras, pins y funzines nuevos y viejos, así como recopilaciones de zines clásicos, como por ejemplo Resistencia, de Patricia. Para escuchar: además del muy buen punk que sonaba de fondo gracias a DJ Linyera, dos charlas muy interesantes: la primera sobre el escenario de los ’90, es decir, sobre los inicios de las grandes ferias de zines, marchas, resistencias varias y las primeras uniones de grupos disidentes minoritarios. La segunda, también sobre disidencias, pero esta vez sexuales. Además, en las escaleras se hicieron algunas lecturas de pasajes de los libros a la venta por sus mismos autores. Finalmente, para ver: se proyectaron los trailers de dos documentales: Desacato a la autoridad (algo así como una ampliación del ya conocido Buenos Aires Hardcore Punk) y Nunca digas nunca, sobre los desaparecidos en democracia. Por otra parte, una vez más varios artistas plásticos expusieron sus trabajos en el salón de adelante, entre los que se encontraban Pablo Garibaldi, autor e ilustrador de La ponzoña y Ojos de Perro, y Max Vadala, Tiro Loko, Pancid y otros con una muestra especial sobre Recursos renovables de energía/Contaminación.
Estoy segura de que algo me estoy olvidando. Estoy segura de que todo el material que se recopiló, que se sigue recopilando e, incluso, el que se está produciendo ahora, excede en mucho todo lo que pueda decirse en una nota. La invitación está siempre abierta: quieres fueron, saben de lo que hablo; quienes no, vayan (así, de modo imperativo). Los libros, en definitiva, son la excusa (una perfecta) de un encuentro fraternal
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