¡Insistimos! La tercera despedida de Ska-P en Buenos Aires [review]

Recuerdo que la primera vez que vi a Ska-P en vivo fue en el 2002, en Puerto Madero. Se presentaron como teloneros de Los Auténticos Decadentes a cambio de un alimento no perecedero. En ese entonces, llevaban tan sólo ocho años tocando y no éramos más de… ¿500? los que fuimos a verlos a ellos y nos fuimos antes de que Cucho saliera a cantar. Doce años después, el sábado 22 de noviembre de 2014, una multitud (una muy grande por cierto) se reunió para bailar, cantar y despedir por tercera vez al grupo vallecano.

En general, cuando una banda se separa y vuelve a unirse después de un tiempo, lo primero que se piensa es “claro, estos tipos se quedaron sin un mango y están lucrando con el temita del reencuentro”. Pero en Ska-P no es así. En primer lugar, porque nunca nos han dicho que era para siempre, sino más bien que se trataba de “parones por tiempo indefinido”. Y en segundo lugar, porque los motivos que dieron fueron más reales, más concretos que en otros casos: el cansancio que producen tantas giras por tantos escenarios, por tanto tiempo, y la necesidad de cuidar los lazos personales, de tener una vida privada plena como el resto de los mortales. ¿Quién de nosotros no se alejó también de los escenarios en algún momento y luego volvió con todo, como si nunca se hubiera ido? Por eso se les perdonan los amagues, por eso se los recibe incansablemente de brazos abiertos y a viva voz. Las miles de personas reunidas en Ferro son la muestra más elocuente de ello.

Con una previa de lujo, Once Tiros, Karamelo Santo, Las Manos de Filippi y Jauría, la jornada comenzó como se supone que sería, una gran fiesta. Las calles de Caballito se fueron llenando poco a poco de punkis crestosos, de mochilas con parches, de familias enteras con remeras de Ska-P (porque si algo tiene este grupo, y que muy pocos otros tienen, es la virtud de unir al menos tres generaciones). Afuera, la policía estaba preparada para ¿controlar? un caudal de gente que de seguro los decepcionó, pues al menos hasta donde pude saber, no hubo ningún episodio de tensión entre ese flujo constante de cabezas que siguieron entrando al estadio incluso ya habiendo comenzado el show.

Hablando de show, es momento de dejar de dar lata y contar un poco qué pasó una vez que la banda de Ciro Pertusi terminó de tocar Mestizos y se apagaron las luces. ¿Y qué pasó? Pues es obvio, primero le dieron Full Gas y luego comenzó La estampida. En seguida, la voz de Pulpul cantó “fui a nacer donde no hay nada” y nuestras voces, algunas con un pequeño nudo en la garganta, otras desaforadas, respondieron “tras esa línea que separa el bien del mal”. Y de ahí en más se sucedieron hitazos tras hitazos: Crimen Sollicitationis, Abolición seguida de Vergüenza (2×1 para que Pipi luciera más tiempo su disfraz de torero), y Legalización.

Después le llegó el turno a los primeros invitados, que no eran estrellas del rock o músicos amigos como se suele acostumbrar, sino gente laburante, desconocidos que tienen algo importante para decir y justamente por eso que Ska-P siempre les presta su micrófono, para que se escuche también su voz. En esta oportunidad fueron los ex empleados de la imprenta Donnelley, declarada en quiebra en agosto y recuperada por ellos mismos. Para acompañar su lucha y reivindicar la autonomía obrera, cantamos a continuación “Estoy hasta los huevos de tanta estafa laboral, estoy hasta los huevos de esta mafia empresarial… Estamos hasta los huevos, hasta los huevos!!!”.

Pasaron Se acabó, Solamente por pensar, y Pulpul, que se fue a mear confesando que ya no se aguantaba, dejó a cargo a Joxemi que improvisó un exquisito solo al que al rato se le unió la bata de Luismi. Después, Derecho de admisión, Ska-Pa, la siempre esperada Mis colegas, Romero el madero, Intifada (precedida por la denuncia de genocidio y el grito de “¡Viva Palestina libre!”) y El libertador. Entonces, les tocó el turno a las segundas invitadas. Eran las Mujeres Originarias que tras un largo pero muy emotivo discurso, nos convocaron a unirnos a la marcha al Congreso el 21 de abril del 2015 para reclamar por sus derechos. La atención con que se las escuchó y el respeto que los calurosos aplausos demostraron me hizo pensar que no sé si todos, pero la mayoría de los que estábamos ahí, cantando canciones de protesta y mandando a la mierda a curas, políticos, adivinos y patrones, creíamos realmente en aquello que cantábamos. Claro que la paradoja está siempre presente, porque a nuestro canto de “el que no salta es un inglés” le siguió Mestizaje y todos coreamos «gritaré que ardan las banderas por la fraternidad; que caiga el patriotismo y la hostilidad racial…«. Bueno, ¿qué se le va a hacer? No se puede ser coherente todo el tiempo…

El Vals del obrero cerró la primera parte. Las enormes rondas que se formaban con cada tradicional “insistimos” han sido, como siempre, una maravilla de ver (y de aprovechar para los que estaban pogueando, claro). Para los bises, arrancaron con “la primera canción del primer disco” sacado hace exactamente 20 años, El hombre resaka baila ska, y al toque A la mierda, Kasposos (ya sin Pipi disfrazado en el escenario, sino con un gracioso video), y El Gato López para casi cerrar. “Insistimos” muchas veces más y el adiós final con música circense y agradecimientos infinitos.

Se terminaba así la larga jornada y esta cronista pensó que si la gente de Ska-P tiene que volver y despedirse veinte veces más, de seguro nosotros, un público que ha crecido cuantitativa y cualitativamente con los años, estaremos dispuestos a darles la bienvenida a estadio lleno veinte veces más. Hasta siempre dijeron y sabemos que así será.

 Yoapocap

Fotos: Santi Sombra

Comments

  1. Hola!!!! Yo fui ese día en Puerto Madero en el 2002 Tenes más fotos???????

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