Thurston Moore se presentó este domingo en Vorterix haciendo gala de un show muy sencillo y desenvuelto, en el cual dejó constancia del virtuosismo compositivo y experimental que lo caracterizó desde la mítica formación de Sonic Youth.
Su música, abiertamente aleatoria y conceptual refrescó los oídos de los amantes, claramente indefinidos y polifacéticos, de la onda no wave. Sin armonías precisas y con estribillos ostensiblemente fuertes e iterativos el trabajo de Thurston Moore también puede considerarse un homenaje mutante y progresivo al punk, con sus sonidos atonales y ásperos que superan toda convencionalidad manteniendo al público en un estado firme de estupefacción.
Su estilo sobrio y complejo desafía, la velocidad de su guitarra descompone y su actitud introvertida atañe a cierto tipo de oscuridad liberada. Canciones de gran fractura como Speak to the wild, The best day y Blood never lies demostraron un uso extensivo de afinaciones y entonaciones poco usuales, que rememoran un sonido digamos claustrofóbico y evidentemente síquico, considerablemente influenciado por las obras sinfónicas de Glenn Branca.
En suma, gran recital para todxs aquellxs que gustan de la música experimental y algo sumamente extraño para lxs que contienen afición por los géneros definidos. Lo que sí es seguro es que para los poco más de quinientos asistentes fue una fecha placentera y muy instructiva en cuanto a innovación y alteración de ritmos y sonidos, o por lo menos esa fue la sensación de un tipo que me pidió un pucho: «Me siento como en una clase del conservatorio». «¿Eres músico?» –Le pregunté- «Y sí, soy pianista…» –Me respondió-.
Gio Jaramillo (C Jay)
Foto: gentileza Fernando Barrientos Colomo
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