Restos Fósiles: noche de reencuentro y nostalgia en Groove [review]

restosRestos fósiles es una de esas bandas que a finales de los ‘90 llenaba los modestos escenarios de los sótanos porteños. De esas que no podías no ir a ver, aunque sea por curiosidad, cuando los suplementos de diarios hoy enemistados publicaban que iba a tocar en Arlequines o en el Teatro del Plata. Una de esas que se separó arrancando el nuevo milenio y que dejó un lugar vacante en el pequeño gran mundo del hardcore local. En fin, una de esas que, aun sin proponérselo, mezcló muchos de los ingredientes que se necesitan para convertirse en banda de culto.

Tras 10 años de separación, la formación original de Restos volvió a tocar en el 2014. Primero en Uniclub, allá por mayo, a raíz de la fiesta Post mortem de quien fuera su sello, Frost Bite Records. Todos, los músicos y el público, quedaron entusiasmados con esas pocas canciones que interpretaron, así que decidieron dedicarse una noche así mismos: la del 13 de diciembre, en Groove.

Con el sonido pesado del HC de la vieja escuela, Bandera de Niebla (nueva banda de Adrián Outeda, de NDI)abrió la noche a eso de las 20 y captó la atención de los varios ansiosos que iban entrando. Mientras esperábamos a The Tormentos con la música de Dj Seen Cadena, algunos se acercaban a la mesa de Vegan Records donde se vendían remeras y material discográfico entre los que figuraba la reedición de Restos fósiles, primer disco homónimo de la banda. Otros, en cambio, se dedicaron a los abrazos y reencuentros. Recién entonces empezaron a verse más y más caras conocidas de otros tiempos, así como remeras (y hasta algunos parches) de clara identificación: Eterna Inocencia, Black Flag, Minoría Activa, Social Distortion… Aunque había gente de veintitantos que seguro no llegó a ver a Restos antes del 2004, la mayoría pasábamos con comodidad las Tres décadas a las que Mane les canta sin resentimientos. «Somos parecidos a los que fuimos», pensé, sólo que con más tatuajes y menos morrales (algunos con más panza y menos pelos también, pero no sería muy cortés de mi parte incluirlo en la nota). Y en estas cavilaciones editoriales me interrumpió The Tormentos, que empezaba su set surfer unos minutos más tarde. Creo que sorprendieron gratamente a más de un desprevenido.

A las 21.45 la espera de una década terminaba con una tríada perfecta: Pertenecer, Último trago y Sin tu sonrisa. Lechu, Mane, Gustavo y Rafael salieron al reencuentro con todo. Quizá fue la emoción la que hizo que sonaran un tanto desprolijos, sobre todo al principio, pero… ¿qué más da? A los Restos se les banca eso y mucho más. Cuando Mane canta “si yo soy todo un corazón fue alto el precio que pagué” hay que creerle sin reparos, el público fósil bien lo sabe.

Escuchando temas como La máquina de perder, Tinte gris, Universal o El rincón de los silencios esas emociones adolescentes volvieron a correr por la sangre, pero resignificadas. Quizá ya no tengamos esa angustia existencial de los 20 ni creamos que se nos va la vida en un amor no correspondido; pero hoy, adultos, estos versos conocidos desde siempre suenan con una fuerza renovada “y trato siempre de soñar, y quiero siempre más, quiero ser mejor. No quiero parar, quiero más y más. Te es difícil, te es difícil, cierto. Y las piedras en el camino abundarán, y mil hojas de las flores caerán, y seguimos esperando el tren que nos lleve donde haya placer… ” .

La noche se nos fue deslizando entre algo de baile, agradecimientos infinitos y temazos como De golpe, Señalado, Tu bello ser y el gran favorito Don Juan de Marco. Para el cierre dejaron el cover Paint it Black (aunque también hubiera estado excelente Ceguera juvenil) y el preferido de esta cronista, Tiempo.

Ni ellos ni nosotros sabemos qué va a pasar con la banda, si la cosa sigue o quedó ahí, entrampada entre el recuerdo y las puertas abiertas de Groove. Lo cierto es que si deciden volver, todavía hay gente que estará encantada de escucharlos, incluso por primera vez. Si no lo hacen, de todas maneras siempre habrá alguien que cante sus canciones mientras desayuna o viaja en bondi. Como yo, que en todo el día no pude dejar de balbucear “no te asustes, no tengas miedo, sigue el camino que allá nos vemos”.

Cronista: Yoapocap

Foto: Gentileza Gux Ramone

Comments

  1. Muy bueno! lamentablemente me lo perdi, pero me transmitiste todo! 😉

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