Poncho de leopardo. Casco militar. Calzas. Panza. “Hola”: Walas.
En otra fecha en La Trastienda con la ocasión de presentar la palabra sagrada de su nuevo trabajo, Biblia Ovni, Massacre aterrizó “La Nave” en Balcarce 460. “Los niños entran, los hombres no”, parece ser la frase que destaca el sonido de una banda que transpira adolescencia, de una banda que sabe reciclar a su público, ese que se aferra a la esencia skate rock, que poguea todo como si fuera un recital de hardcore aún cuando no lo es. Y desde el centro -donde se encuentran los más jóvenes- hasta atrás -donde se encuentran los más cautos- el público que llena el recinto capa tras capa es de lo más diverso.
Un par de temas calientan el lugar y aparece La Octava Maravilla. Esta vez, hay una especial atmósfera progresiva, psicodélica, con medleys al estilo Massacre, una banda que más allá del skate rock, o el rock alternativo, es una banda de culto. Y podrán amarla u odiarla, pero no hay otra igual en el país.
«La Biblia Ovni», advierte el gordo, tiene temas que “son una sucesión de partes, pero no son temas”. Y lo dice seriamente, aunque quizás sólo él lo entienda.
Aplausos. Y arranca sin más Si quieren, pueden volar, otro tema de la Biblia, seguido de La epidemia. “Los condenados ya son cien, pronto me les uniré….soy el próximo en la lista”, dice Walas antes de dar paso a la distorsión, acompañada de un punteo que hace que solo piense en que estos tipos, esta noche, le rinden homenaje a Pink Floyd a su manera, en un viaje que por un momento devela una faceta más seria y profunda de la banda: “Van a crecernos alas. Es hora de resucitar”. Más adelante confirmarían el tributo con un track largo que incluyó percusión adicional, y que calmó el movimiento de masas al frente. Quizás buscando un momento de virtuosismo, que lograron destacar.
Entró entonces Niña Dios, ese pegajoso tema escogido como single de su último álbum, que en vivo me recuerda al sonido de los trabajos de la década pasada de New Order. La sucedió Sofía, la súper vedette, una de las 12 nuevas patologías. “Y de pronto la conozco, explosiva como en los pósters, asesina como un gato!!!!».
«Espacio Publicitario», dice Walas. Y arranca Fieles a la montaña. Fieles a su sonido, a su público y a su carrera, los aplausos son continuos, para retirarse con el viejo y tradicional truco de volver a pedido. Mi mami no lo hará no dejó morir el pogo, que sació el “anhelo de satisfacción” de todos antes de transportarse a 1987 para despedirse de «Diferentes Maneras».
Andrés Felipe Carrizosa
Fotos: Eduardo Sierra
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