Las Diferencias y una noche al borde del filo [review]

Tres chicos raros de Caseros dejaron sus estudios en Letras, Psicología y Artes Electrónicas para ser fieles a sí mismos y dejarse cuerpo y alma en lo que hacen mejor. Claro que son grandes músicos y la amistad que los une prende la llama de ese tipo de creatividad cómplice que hace a una canción única. Pero hay muchos buenos músicos que son amigos y no suenan como Las Diferencias. Cuentan con ese carisma que es como un track escondido que te vuela la cabeza pero que no tiene nada que ver con el disco al que pertenece. Ese misterio tremendamente atractivo de lo que no encaja, no se adapta, no tiene compasión ni piedad. Por eso Las Diferencias, que tiene un disco intenso y emocionante, se disfruta más y mejor en vivo, en ese costado del escenario desde el que las sonrisas fraternales de Andrés (voz) y Alejandro (bajo) generan envidia y buena música.

Se trata de una banda que se cuece a fuego lento, en un proyecto que no da pasos en falso ni se adelanta a su devenir natural, siempre a tiempo. Y es por eso que son conscientes que en Niceto LadoB se consolida un momento pequeño pero fundamental. Ya no se encuentran con un público curioso que viene a conocerlos sino un público amigo que corea las letras y se emociona con esas canciones que ya gastó en los auriculares o los parlantes de casa. Todavía no son muchos, pero son los suficientes. Después de presentaciones como la del jueves, la conexión con Las Diferencias es simbiótica y, con un poco de viento a favor, contagiosa.

Luego del set de El Festival de los Viajes -que cuenta con el bajo de Martín Rodríguez que hace las veces de frontman de Poseidótica– suben al escenario los tres ‘diferencias’ ataviados con chaleco de cuero sobre camisa blanca de pirata en su batero Nicolás Heis, la camisa hippie metalera típica de Alejandro Navoa y su bajo, y una torerita que la abuela se dejó la última vez que paso a tomar el vermú pero que en la piel de Andrés Robledo se ve elegante y deliberadamente sensual. Pero sería equivalente a describir un partido de fútbol como veintidós personas en pantalón corto y camiseta, cuando en realidad, Las Diferencias rinden homenaje a un estilo antiguo que comparten con un jovencísimo Robert Plant o Roger Daltrey pero que en 2016 renueva su fortaleza. Hoy como ayer ejercen el derecho de sonar y verse así, marginales pero épicos.

El sonido del LadoB de Niceto acompaña la presentación del trío que lanza su segundo trabajo bajo el título Al borde del filo, empezando con Morder el Polvo. Hay algo en este tipo de lugares que le agregan al sonido un ruido que suma, que los hace más rudos, más groseros. Es evidente que las salas de rock no aspiran a copiar la acústica del Colón, pero hay algunos antros en los que no se puede distinguir una canción de otra. En este caso, Niceto LadoB le pone aguante. En épocas en donde las grabaciones son tan minuciosas y limpias, el vivo agrega esa cuota de mugre que toda banda de rock necesita para dar fundamento a sus composiciones. Esa agresividad tan necesaria para canciones que en el disco transitan climas muy diferentes y que se llenan de sangre sobre las tablas. Esas mismas canciones que cuando sonaron en los estudios de Radio LaBici para Brandy con Caramelos Radio N80 eran unas melodías recién bañaditas y al amanecer, listas para hacer el amor y seguir durmiendo. Las Diferencias son así, como la Argentina, tienen todos los climas si te adentras en su universo. Pasan Otro destino y Al borde del filo y recorren algunos temas con la compañía de Nathalia que perpetua el dueto de La llama a El Futuro. La falta de retorno y el volumen del mic no ayudaron a lucir el aporte de la voz femenina, que, si bien es una linda voz, no es ni potente ni distintiva.

No tocaron mucho y dividieron la presentación equitativamente con la banda invitada. Una hora para El Festival de los Viajes y una hora para Las Diferencias. Esa humildad, espontánea pero también reforzada voluntariamente, disimula una incipiente vergüenza que se refleja en la pasión con la que tocan sus instrumentos. Se sumergen en su música como si estuvieran en su sala, una de esas noches de sábado en que los compañeros del secundario habían salido a bailar, pero ellos no. Siguen, entre otras, Solo queda el azar, Pierdo el control e Imaginación. Y al final, amagan con dejarnos con las ganas pero no, y suena ruidosa y hermosa Emoción y velocidad.

Nada más y nada menos. Quedo hecha la presentación oficial de Al borde del filo y ya pueden correr a sus computadoras para mandarles un mail a Las Diferencias y preguntarles cómo pueden adquirir esta joya.

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Texto: MissBoa

Fotos: Sergio Castro Peña PH

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