Max e Igor Cavalera desplegaron la esencia de Sepultura en el Vorterix [review]

¿Can you take it? Los hermanos Cavalera sí. A 20 años de una placa insignia que trabajó un sonido más alejado del death/thrash con el que iniciaron y continuó con la experimentación de su predecesor Chaos A.D., con aquellos matices del nü metal que se gestó en los 90, Max e Igor festejaron en Buenos Aires su “retorno a las raíces”.

La reminiscencia, quizás nostálgica para Max al ser el último álbum que grabó junto a Sepultura, estalló en un show que no se vio afectado por los altibajos de las últimas presentaciones del vocalista con Soulfly en tierra porteña: quien haya ido a las anteriores fechas entiende que no siempre lo deja todo. Pero enfoquémonos en este show: la dupla, en el escenario alineada como una columna vertebral, fue consciente de la responsabilidad de entregar todo lo que queríamos ver. Y sentir: potencia, guitarras bajas pero nítidas en los punteos y la inconfundible percusión que hizo de este proyecto un álbum necesario del metal brasileño en nuestras colecciones de discos.

¿Cómo no enloquecer cuando el primer tema es el legendario Roots Bloody Roots? A partir de ahí, el camino estuvo completamente delimitado. Escuchar en su totalidad Roots y su poder tribal fue una oportunidad única de revivir la verdadera esencia de Sepultura, a pesar de la falta de Andreas Kisser en la guitarra.

Pero lo interesante de la presentación fue poder ver las diferentes dinámicas en vivo de un álbum que no solo condensa el metal, sino también lo tribal (Ratamahatta), hardcore (Dictatorshit) y lo punk (Spit)… con la atención puesta en los detalles. La pista detrás de Lookaway remitió directamente al sonido de la segunda mitad de los 90, y el berimbau, ese instrumento afrobrasileño de cuerda percutida que le dio una identidad a Sepultura -y posteriormente a Soulfly– también estuvo presente con un inspirado Max, que a su vez tocó algo de percusión junto a su hermano, en uno de esos momentos que quedan como perlas de la noche.

“¡Live your life, leave me alone!” vociferó el mayor de los Cavalera a la par de constantes licuadoras en el corazón del Teatro Vorterix, mosh pits a su reiterativo pedido en una fecha especial tanto para él como para los fanáticos.

El único tema que quedó afuera fue Jasco, un tema instrumental interpretado en el álbum por Kisser, y por momentos Marc Rizzo y Johny Chow -sus compañeros en Cavalera Conspiracy-, desaparecieron para dejar a los hermanos desplegar sus talentos ratificando, sólo con ese gesto, que Sepultura son ellos, los Cavalera, que hasta a la instrumental Itsári incluyeron en la lista.

En el medio, un tributo a Lemmy cambió la dinámica con Ace of Spades, coreado por todo el Vorterix a puro pulmón. Con la ya conocida arenga de Max -incluido un «Hey ho, lets go» ramonero-, el público continuó alentando a la banda y un bis se vio venir con mash ups de Roots Bloody Roots tras las poderosas Ambush, Endangered Species y Dictatorshit, para dejar impreso en la memoria de sus seguidores que los Cavalera continúan siendo fieles a sus raíces. Y los fanáticos también.

Andrés Carrizosa

Fotos: Eduardo Sierra

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