Eterna Inocencia en el Teatro Vorterix: la vigencia sin dejar de ser uno mismo [review]

El perfil bajo y el difundir por medios independientes también dan buenos resultados. Eterna Inocencia está hace dos décadas en los escenarios y con esa cantidad de tiempo muchos se auto exigirían decisiones fuertes. Pero los Eterna prefieren no tomarse la música como una escalera al éxito masivo y comercial, eligen vivir la vida, hacer lo que les gusta y difundir un mensaje que tenga ida y vuelta con sus seguidores, que por cierto no son pocos.

El escenario en cuestión es el del Teatro Vorterix, pero no por eso van a hacer cosas que no sienten, como decir mil veces que es una fecha especial, hacer subir a un invitado que no tiene nada que ver con la propuesta y que desnaturaliza o hacerle elegir los temas al público. No. Se lo toman como un show más y por eso no defraudan.

La velada es inaugurada por sus grandes amigos de Avernal. Muchos se habrán preguntado qué tiene que ver una banda metalera extrema con el sonido de Eterna. Y la respuesta es mucho, porque la amistad y el haber crecido juntos posibilitan que se puedan dar este tipo de encuentros. La banda que tiene a Cristian Rodríguez en voz, a Fede Ramos y Seba Barrionuevo en guitarras, a Francisco Cañardo en bajo y a Germán Rodríguez (también de Eterna Inocencia) en batería, sigue con su tarea de presentar ese soberbio disco que es La quimera de la perfección. El aplauso del público es tan contundente y directo como su show. Se van felices, satisfechos y con ganas de observar bien de cerca a la banda anfitriona.

Eterna, ya en el escenario del Vorterix, lo entrega todo durante dos horas de intensidad en las que hace un recorrido por toda su discografía, haciendo hincapié, lógicamente, en su último lanzamiento, Entre llanos y antigales, de 2014. Guille Mármol, en voz, Roy Ota y Javier Pesquero en guitarras, Alejandro Navajas, en bajo, y el incansable Germán Rodríguez, en batería, llevan la velada con maestría pero sin soberbia ni divismos. La experiencia les da oficio y orgullo, pero no por ello dejan de comprometerse y anunciar su participación en un festival benéfico en un skate park autogestionado en Ciudad Evita.

Pasan Cassiopeia, Entre llanos y antigales, Mis maestros y la muy emotiva para Mármol Puente de Piedra, dedicada a su padre, entre otras muchas que hacen que la fiesta sea extensa y muy celebrada.

Eterna Inocencia, casi en silencio, es capaz de hacerse un lugar propio en el Vorterix y de demostrar que no hay que convertirse en otra banda para llegar a determinados recintos. Vale decir que no. Y ellos lo tienen muy en claro.

Alejandro Panfil
Fotos Andrés Carrizosa

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