Alguien de su entorno les sugirió que lo suyo era electro-go y ellos se abrazaron a esa denominación, pero no por el mero hecho de tener una etiqueta, estaban convencidos de que esa era la mejor manera de definir su música ambiental, instrumental, progresiva y pegadiza que lograron redondear en su tercer trabajo llamado El último latido de Lao, que se puede conseguir tanto en formato físico como en plataformas digitales.
En el mismo, la banda se encargó de volcar sus influencias (Pink Floyd, Radiohead, Massive Attack, Sasha, Cerati, Catáneo, Catupecu Machu) en pos de alimentar su propia creación. El último latido de Lao demuestra la fuerte personalidad musical y el riesgo asumido por el grupo integrado por Martín Rizzola, en sintetizadores y percusión, Manuel Acosta, en guitarra, Ramiro Rodriguez Goitia, en bajo, y Martín Greiner, en batería. Personalidad, porque en cada una de sus obras suenan a ellos mismos, y riesgo, porque prescinden de la voz y no temen dar ventaja en tiempos en que todo el mundo anda por ahí desesperado por meter un hit, aunque sea de plástico, para salir del anonimato.
El sucesor de Bioma (2014) tiene todo para ser escuchado con atención y disfrute, desde el bailable Mercurio en sangre, pasando por el relajante El último latido de Lao, el muy introspectivo Pasaje, para coronar esta gran obra con 21-12-2112 y Marzo.
Translúcido, ya con su segundo disco, que fue grabado en Romaphonic y mezclado en U Studio por Mariano Bilinkis, llegó a un estado de madurez y creatividad tal que se merecen toda la atención. Quien los experimente, habrá tomado una gran decisión.
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