A.N.I.M.A.L le abrió la puerta a la experimentación electrónica [review]

El objetivo se cumplió: A.N.I.M.A.L satisfizo a sus seguidores más fieles con un show inusual que tuvo como eje a las consolas que imprimieron el sonido electrónico con el que la banda quiso experimentar. Y esa es la palabra clave: experimento.

Tras casi una década sin pisar los escenarios, la banda comandada por Andrés Giménez se ha presentado en múltiples lugares del continente y en la Argentina su resurgimiento fue tan bien recibido que ya grabaron un DVD, el Vivo en Red House, en el que presentaron cuatro temas nuevos como abrebocas de un disco que esperan comenzar a grabar a fin de año tras una gira por España que arranca en octubre.

Y es quizás esa energía del público la que llevó a A.N.I.M.A.L a animarse a jugar con los sonidos electrónicos a manos de Osko Cariola -que se sumó como cuarto elemento a la histórica formación y abrió una dimensión desconocida por la banda-; sonidos con los que quizás no se hubiesen atrevido a explorar en los 90.

Una atípica presentación tuvo lugar entonces el pasado sábado en plena veda electoral en el ND Ateneo, en el microcentro porteño, donde la banda dispuso un juego de luces, espirales fluorescentes y una selección de sus mejores temas para dar rienda suelta al set Íntimo y Extremo que profesaron haber sido ligeramente influenciado por el trabajo de bandas como The Prodigy -según confiaron a Brandy con Caramelos un par de semanas antes del show-.

Para su público, la experiencia fue distinta desde el principio. Lejos del acostumbrado recinto que invita al mosh en medio del fernet, el humo y la cerveza, todos entraron con ticket en mano, buscando su asiento numerado. Lo último que se podía imaginar era a A.N.I.M.A.L presentando un set pseudo electrónico en un teatro con butacas donde usualmente se ve el ballet o stand up comedies, entre otras funciones más propias del lugar. Pero así fue. Poco después de las 21 la banda conectó sus equipos para tocar ante un teatro con una excelente convocatoria, que a pesar de los estruendos se contuvo para mantenerse sentado.

Musicalmente, la propuesta arriesgó lo suficiente sin alejarse demasiado de su sonido habitual. Dicho esto, cabe decir que no hubo arreglos significativos en las bases de los temas que eligieron para la fecha, al contrario, se volcaron a introducir estructuras electrónicas para los tracks escogidos. Esto no quiere decir que no hubo cambios en absoluto, ya que la amalgama de sonidos así lo exigió, pero quizás hubiesen podido arriesgar más en algún tramo del recital que abrió con Real y en el que se escuchó al teatro cantar El Nuevo Camino del Hombre, Combativo, Revolución y, por supuesto, Loco Pro, y en la que se destacó la interpretación de Honor.

El clima de la noche: una mezcla de emoción contenida en las butacas que no impidieron que unos pocos se levantaran para agitar algo más que las manos y la cabeza. Al unísono se escucharon los coros de Solo por ser Indios y Milagro, así como el bis solicitado al final, que tuvo por sorpresa -una más-, un tema «acústico»: Esclavo de Ilusión.

Íntimo y Extremo fue una presentación de una noche en la que se compartieron anécdotas y complicidad entre los fanáticos y la banda, que agradeció a su público una y otra vez por estar ahí año tras año, incluso en los que no tocaron, noche en la que quizás, en medio de los chistes del Titi Lapolla y la base rítmica de Marcelo Castro, los A.N.I.M.A.L tantearon el terreno para conocer de antemano las concesiones que sus seguidores están dispuestos a hacer para dejar fluir su creatividad en la creación de un nuevo album de estudio, esperado por más de una década.

Texto y fotos: Andrés Carrizosa

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