Cadena Perpetua, Los Antiguos y Bandera de Niebla: rock inteligente para gente despierta [review]

“Somos todos músicos que sabemos de dónde venimos y a dónde vamos, y no nos comemos ninguna. Así se hacen las cosas”, dice Edu, el bajista de Cadena Perpetua, en un alto del show. Y si no lo hubiera dicho, la sensación general sería la misma. Se refiere a la reunión de bandas de diferentes estilos pero que tiran todas para el mismo lado y defienden una misma forma de moverse en el mundo del rock, sin artilugios, sin celos y sin competencias, en un momento en que si no se está unido y organizado se es carne de cañón.

Viendo hace un par de semanas el flyer de la fecha, la cita ya se presentaba como muy interesante-y convocante-, aunque hace unos años tal vez las bandas hubiesen necesitado, por una cuestión de tribus, darle más explicaciones al público para llevarla a cabo. Pero, en la actualidad, ver el hardcore “crisis de la Edad Media” de Bandera de Niebla, el metal gestionado en cuevas stoner de Los Antiguos y el punk con compromiso de Cadena Perpetua, todo en una misma noche, suena a combinación irresistible. Pero lo más importante de todo, volviendo a las palabras de Edu, es saber que se gestó entre gente que sabe lo que quiere y que entiende lo mismo por rock. Gente que entiende que el rock no es estética ni un producto más de góndola, sino una herramienta para intentar cambiar el mundo, por más hippie que suene. Gente que sabe que, al no ser gratis subirse a un escenario, es toda una responsabilidad el estar allí. Porque cuando se está en ese lugar de privilegio es una oportunidad de decir algo con contendido, ni más ni menos que denunciar injusticias, darle voz a minorías oprimidas-y reprimidas-, y también, si se puede, que todo eso tenga un sentido estético y que guste.

Por suerte, la gente de la que estamos hablando, y que se ha congregado esta noche en Niceto Club no es gente que ponga el carro delante del caballo, ya que entienden que todo lo que consigan, en la música o en la vida, será gracias a la seriedad, la dedicación, el compromiso y la honestidad que le impriman a lo que hagan. Y esta idea va sumada a que es 2017 y que no hay lugar para los celos y los histeriqueos. Desde arriba, el famoso cambio impuso la idea de que unos pocos tendrán posibilidades y que otros tantos, la mayoría, se quedará afuera. Por eso, la única manera de enfrentarlo es siendo solidarios, y por sobre todo, inteligentes.

Siendo inteligentes se puede dar batalla, porque se puede hacer algo muy bueno, o excelente, por más que antes del ensayo, las sesiones de grabación o algún show haya ocho horas en el lomo por haber laburado el resto del día en otra cosa completamente distinta. En la Argentina, llámese Buenos Aires, Rosario, o cualquier pueblito escondido del interior, y que quede claro, el mecenas es uno mismo, y no parece una realidad a cambiar en el corto, mediano o largo plazo. Por eso, se insiste en esto, no hay lugar para los vedetismos y sí para aprovechar cada oportunidad de tener un micrófono y poder expresarse. Todo lo demás, eso que está ahí afuera en forma de festivales sponsoreados y fórmulas de la felicidad, es plástico, o mejor dicho, humo.

Y de esa unión de bandas inteligentes antes mencionadas, que no solo gustan sino que también logran conmover y llevar a una toma de conciencia del mundo que nos rodea, la que comienza a dar muestras del noble fin que tuvo el armado de esta reunión es Bandera de Niebla, la banda de Hernán Espejo y compañía que dio lugar de expresión 2.0 a Adrián Outeda, ex NDI y ahora también ex Satan Dealers, haciendo un despliegue de velocidad musical y precisión de ideas para que nadie se quede sin poguear y para que nadie se quede sin pensar.

Afuera, la humedad apesta, pero adentro el clima comienza a ser inmejorable para el arribo de esa locomotora imparable llamada Los Antiguos. Y hablando de combinaciones poderosas, esta es una de ellas, no sólo por lo que transmiten, sino por lo que reciben de su público: absoluto respeto. La banda cuyo cantante es el fenomenal Pato Larralde es otro de los ejemplos de cómo tomarse en serio las cosas, por más que el hacer rock en la Argentina no ofrezca más retribución que un gran aplauso y salir más o menos empatados económicamente. En ese contexto son muy fuertes Los Antiguos, ya que no desconocen su entorno y saben que el principal objetivo de su banda es ser felices y ayudar a serlo a quienes lo necesitan, al menos por un rato. A la banda se le nota mucho trabajo, pero a la vez un disfrute amateur en el mejor de los sentidos, sabiendo que tienen técnica, potencia, carisma y algo que decir, como cuando hacen referencia impostergable a la desaparición de Santiago Maldonado (harían también mención los Cadena: «Ya nos comimos las de Luciano Arruga y Julio López, ésta se no la vamos a dejar pasar») y recordar su advertencia en Te lo vengo diciendo: “Parece que ese mal quiere volver, qué feo se está poniendo con tanto resentimiento…”.

Pasada más de la mitad del show, y habiendo ejecutado ya La culpa al viento, el Pato empieza a mirar hacia atrás y a señalarse su muñeca, preguntando cuánto tiempo les queda mientras en simultáneo va calculando qué temas debería omitir para no dejar afuera el ya clásico Hecho a mi medida y terminar preguntándose “¿Cómo salgo de este infierno?”. Por fortuna para todos no se guardan nada, en todo sentido, ya que no quedan temas sin tocar ni camisetas por transpirar. Los Antiguos viven el momento, por eso no pierden el tiempo con anuncios, tipo PNT televisivo, de nuevas fechas. No son políticos, y esto es una suerte, por eso no prometen nada y dejan que hablen los hechos.

Volviendo al comienzo se llega al final y, para quienes no creen que una banda punk puede tocar luego de la furia metalera de una banda como Los Antiguos, Cadena Perpetua sale a demostrar lo contrario y a ratificar que esta combinación de estilos tiene años luz más de sentido que las colaboraciones de moda que impone prepotentemente la industria de la música. Y lo de Hernán Valente, Eduardo Graziadei y Damián Biscotti es un placer en todo sentido, ya que, luego de un ciclo de conciertos íntimos en el Club V llegan más que afilados y contundentes a la cita en Niceto, luciéndose, entre otros, con el ya habitual comienzo con I wanna destroy you, el cover de Soft Boys y okupado luego por Circle Jerks que grabaron en Malas Costumbres, y cerrando con el clásico Si me ves, no sin antes pasar por Sigo acá o Everybody knows, de Leonard Cohen.

Cadena se ha ganado desde hace tiempo un lugar importante en la escena, siendo una banda con público genuino y que, a fuerza de trabajo y virtudes musicales, se dio el gusto de llegar a escenarios importantes como el del Malvinas Argentinas, ya sea para tocar solos o en el festival RockOut entre Dead Kennedys y The Offspring. Por eso, y aunque seguramente no estén pendientes para nada de esta tendencia, se perfilan como los próximos referentes del punk local en actividad, por méritos propios y debido a que está cerca el retiro de Attaque 77, a que 2 Minutos se sigue manteniendo en pie aún por el envión de Valentín Alsina y Volvió la alegría, vieja! y a que las últimas dos décadas de Los Violadores tuvieron más idas y vueltas de integrantes que canciones nuevas para mostrar.

Y si van a tener un lugar de privilegio y reconocimiento en la escena local no va a ser por tibieza o por quedarse a mitad de camino en sus intenciones. Hace un tiempo, el Chino Biscotti expresaba a Brandy con Caramelos su viejo deseo de que Cadena tuviera su propio London Calling. Y hoy, viéndolos en vivo, se cae en la cuenta de que no sólo buscaban hacer un disco que sonara inspirado en el clásico de The Clash, sino que querían intensificar un camino de denuncia, de compromiso y de honestidad por el que diera gusto seguirlos y tenerles un respeto incondicional. En definitiva, la búsqueda era ser dignos herederos de ese legado. Y lo lograron, diciendo y conmoviendo, como cuando cantan Delincuentes: “No somos los portadores del mal, no somos los delincuentes del sur, seguimos inventando una manera de seguir ¿De qué nos sirve tanta oscuridad? ¿De qué nos sirve cargar esta cruz? Vamos a encontrar otra manera de vivir, sin sentirnos así…”.

Cadena Perpetua propuso algo distinto y buscó buenos socios para llevarlo a cabo. Y luego de la expectativa previa, esta fecha digna de repetirse ya es parte del pasado. Queda el recuerdo de una noche de rock inteligente para gente despierta y la certeza de que así se hacen las cosas.

Alejandro Panfil
Fotos: PH Sombra

Comments

  1. Felicitaciones por la nota, excelente descripción en sintesis de la sensaciones que inundan el alma en un recital. Cadena, particularmente a mi parecer, ya se encuentra consolidada como un referente del Punk Argentino, indudablemente. Saludos!

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