Massacre, Obras y una noche para enmarcar [review]

Massacre tuvo su mes para enmarcar y colgar en la pared principal de su living. Lo comenzó el 23 de agosto, con un show intimo en La Capilla, emulando lo que fue su debut en 1987 junto a Morgue Judicial y Los Corrosivos, y lo terminó el 23 de septiembre con su consagratorio show en Obras.

Para Walas y compañía no era un show más este en el templo del rock, ya que para ellos era de suma importancia revalidar lo trabajado durante sus primeros 20 años como banda y lo conseguido en los últimos 10, en los que disfrutan de las mieles y ciertas facilidades que ofrece el mainstream. 30 años cumple la banda en este 2017 y el Obras, para ellos, se hizo inevitable, a diferencia de otras bandas treintañeras: Attaque 77 decidió hacer una serie de shows en salas pequeñas y 2 Minutos optó por celebrar sus 29 el año pasado, en el Luna Park.

Quedó claro, una vez más, que Obras no sólo es especial para los Massacre, también lo es para todo aquel que fue a este show, ya sea como público, volantero o parte de la organización. Pasaron muchos años y se sintió su ausencia en el calendario rockero. Obras es un recinto ideal, con el tamaño y las condiciones de sonido necesarias para que nada pueda fallar; Obras es distinto, ya que más allá de alguna que otra bizarreada, siempre fue un recinto de rock, algo de lo que no pueden jactarse el resto de los venues porteños; Obras es especial, y de hecho lo sabe hasta el mismísimo club, que tiene el lema “Obras es rock” hasta en el micro que traslada a sus basquetbolistas. Es un placer ir a Obras, por más que luego colapsen el 29 y el 130 y haya que patear al menos 20 cuadras para encontrar una opción válida para volver a casa.

Los Massacre aman el under, pero eso ya es parte del pasado, ya que se sienten muy cómodos jugando en la primera división del rock argentino. Y por eso idearon un show al que calificar de histórico, para el que seleccionaron 30 temas, todos propios y ningún cover, y salieron a copar la parada tal como hace ya muchos años en el Teatro de Colegiales, cuando grabaron su primer disco en vivo llamado Diferentes maneras. Y con Diferentes maneras, casualmente, comenzaron la noche del Obras 2017 que en un futuro no muy lejano saldrá en DVD. No faltaron ni actitud ni destreza, aunque sí volumen al principio del show. El público lo hizo saber y Walas pidió al sonidista ir subiéndolo gradualmente para calmar a las fieras.

La lista fue confeccionada, dijimos, por un grandes éxitos de todas las épocas de Massacre, incluyendo también algunos de Biblia Ovni, como Mi amiga soledad, La nave y Muñeca roja, aunque, lógicamente, los que más levantaron la temperatura fueron Te leo al revés, Querida Eugenia, A Jerry García y Seguro es por mi culpa. Aunque fueron muy gratos momentos también Nuevo día, con Lechu, de Plan 4, Violence, con Corvata, de Carajo, y Tanto amor, con Sergio Rotman. Todos viejos amigos de la banda, tanto por la música como por la práctica del skate. Corvata llegó al escenario tirando ollies con su tabla y Rotman recordó los tiempos con Walas en el Poolcito de Mar del Plata.

Luego de varios meses anunciándolo y de otras tantas semanas ensayando, Massacre se dio el gran gusto de celebrar sus tres décadas en Obras. El show lo cerró, en clave Massacre Palestina, con Plan B, Papel floreado y Mi mami no lo hará. “Feliz vida”, dijo Walas. Y se fue a procesar todo lo vivido en una noche digna de enmarcar.

Alejandro Panfil

Foto: prensa Massacre

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