Sergio Velandia, guitarrista y voz líder de la banda bogotana En Vela, llega a mi casa cubierto por el frío de una tarde cualquiera. Su apariencia es la de un oficinista que recién sale de su monótono trabajo. Su cabello permanece desordenado, regalándole cierto aire de rebeldía a la formalidad de su aspecto.
De entrada y sin anestesia, mientras el humo se escapa de su boca, dispara: «En Colombia no hay industria rockera ni plataformas para elevar el rock al lugar que se merece. Hay muchos estudios de grabación, pero pocos especializados en el género».
Me cuenta que En Vela es un parche de cuatro amigos que se conocieron en la famosa escuela de música Fernando Sor: «Cuando era buena y todavía no seguía el modelo de educación de mercado que no sabe graduar otra cosa más que robots”. El nombre de la banda surge porque en una ocasión estaban grabando unas maquetas para la escuela y, a las 4 AM, alguien sugirió que era importante poner un mote al insípido proyecto, todos callaron, pero una hora después, cuando la ciudad empezaba a mostrar sus estrepitosos colmillos llegó la revelación, gracias a la prolongada vigilia de todos: En Vela.
Al principio la banda se dedicó a sacar covers de sus bandas preferidas: Extremoduro, Marea, La Fuga. Así empezaron a ganar campo en la reducida y mezquina escena bogotana. Sergio no cantaba, pero un día, para el primer recital en serio, por allá en el 2009, el vocalista de entonces tuvo que viajar de emergencia y –sin saber cantar- le tocó a él hacerse cargo del micrófono, para no soltarlo nunca más.
Fue en 2012 que En Vela grabó su primer EP Entre líneas compuesto por cinco temas propios. De aquella época salieron un par de videos versionando canciones de Marea. La banda española aterrizaría ese año en Colombia para cumplir con los compromisos de su gira En mi hambre mando yo y, para poder tocar en Bogotá, tenían que concertar músicos locales en la programación, entonces el manager puso en Youtube Marea Colombia y lo primero que apareció fue un difuso cover de “que se joda el viento” ejecutado por En Vela: “En seguida nos contactaron para que hiciéramos una audición. Yo pensé que era una broma de algún amigo porque la banda se estaba acabando. Yo ya tenía la entrada y esperaba con ansias el día del concierto. Imagínate lo que es ver en vivo por primera vez a tu banda preferida, con eso bastaba, pero ¿tocar con ellos? Eso era ficción pura. Al día siguiente me llamó un tipo con el típico acento español y ahí fue cuando me di cuenta que todo era real. En tres días con sus respectivas noches organizamos la audición y para nuestra propia sorpresa fuimos elegidos para hacerle el telón a Marea en su concierto en Bogotá. Trabamos tan buena amistad con ellos que ese mismo año Kutxi Romero regresó a Colombia (Medellín) y nos invitó a tocar una vez más”.
En Vela es una banda especial. Cansados de que en Bogotá todo lo que sea producir cualquier cosa es más que costoso –y difícil-, y ya con un disco grabado a puro pulmón y prácticamente con las uñas (Viajero), decidieron bombardear los mails de casas productoras independientes a lo largo y ancho de Iberoamérica. Y la bomba estalló, una vez más, en el país más improbable de todos: España.
Xavi San Martín, el productor de todos los discos de La Fuga accedió a mezclar el disco en su estudio Sonido XXI: «Viajero (2017) se hizo en tres años. Es un trabajo que, aunque se desprende de nuestras influencias más cercanas como lo son Marea y Extremoduro, nos permitió encontrar un lenguaje propio, una identidad, una forma de hacernos nosotros mismos como músicos autónomos, sin duplicar a nadie”.
Después volvió a aparecer la banda de culto, el referente central: Marea. Esta vez no fue Kutxi Romero, sino Alen Ayerdi, el baterista de la banda (también dueño de Dromedario Records y manager de Extremoduro) el que, después de finalizar Viajero, contactó a En Vela. El objetivo del contacto no era diferente a proponer un contrato de producción. “Alen es economista y cansado de la explotación de Warner Records decidió crear una discográfica independiente en la que solo trabajaran músicos y no empresarios ni negociantes que solo piensan en plata. Ellos mismos produjeron la gira Para todos los públicos de Extremoduro. Actualmente Dromedario Records está produciendo bandas nuevas y nosotros somos la primera banda internacional del sello”.
-¿En qué ha cambiado la vida de En Vela después de la firma con Dromedario?
-En nada, absolutamente en nada. Es más el orgullo de estar al lado de tus bandas favoritas. El contrato con Dromedario es por cinco años: tres discos y, por cada disco, un videoclip. En el transcurso de ese tiempo es que esperamos que la vida de En Vela cambie de algún modo y todo parece ir por buen camino, por ejemplo, Alen nos dijo que logramos entender la esencia del rock urbano español, pero lo interesante no es eso, sino que no nos quedamos ahí, en la simple imitación y que, por el contrario, supimos establecer puntos de encuentro con sonidos latinos, generando así un sonido propio con una proyección distinta.
-¿A qué le apostaron con Viajero?
-De Viajero salieron 1000 copias. Le apostamos al que nos quiere escuchar, pero no pretendemos pagar para sonar ni para tocar… ese es el camino que se plantea en Colombia para las bandas emergentes: si tienes plata te ayudamos a que te conozcan y si no tienes cómo pagarnos pues simple: no existes. La gente del medio musical local solo escucha si le pagan por escuchar. Y esta lógica nunca puede garantizar buena música. Acá muy poca gente nos escucha, pero en España estamos en rotación en tres emisoras. Nuestros discos se venden allá y acá no, acá todo lo quieren regalado: ¿tienes una banda? Regálame tu disco. Y no, las cosas no son así, es trillado, pero el trabajo del músico vale.
-¿Cómo les va con el público local?
-En Colombia consumimos mucho lo de afuera y lo de acá es subvalorado. Somos un país salsero pero no escuchamos a nuestros salseros sino a los puertorriqueños o dominicanos. Aquí nadie apoya nada y las pocas iniciativas que hay se caen solas porque no hay perseverancia y mucho menos dinero. Nosotros no queremos ser una banda de vitrina, ni de festival, queremos ser constantes pero eso se hace muy difícil, más cuando los espacios para tocar son tan limitados, inadecuados o directamente inexistentes. No tenemos un público muy grande, pero todos los que nos siguen son incondicionales.
-¿Qué le hace falta al país en materia de rock?
-A Colombia le hacen falta himnos de rock, Colombia no tiene himnos de rock y eso tiene que ver, creo yo, no solo por la preferencia que tiene el país por los sonidos tropicales, sino también porque somos muy radicales y nos cerramos por géneros y nos atrincheramos en violencias estúpidas. Una banda como Dos Minutos, por ejemplo, en vivo es malísima, pero eso no importa porque uno va al concierto y se lo goza totalmente, cantando y bailando sus temas que ya son himnos del punk latinoamericano.
-¿Cómo hizo En Vela para salir de los covers?
-Acá a la gente le gusta eso y esa fue una cruz que nos costó mucho trabajo sacarnos. Acá las bandas piensan que hay que hacer buenos covers para llegar a ser reconocidas. Hacer canciones propias es un riesgo, la gente está cerrada a lo nuevo, pero bueno, hay que correr el riesgo y tirarse al vacío. Nosotros lo hicimos y nos funcionó, pero creo que tiene que ver más con el compromiso que hemos asumido a largo plazo.
-¿Se puede girar en Colombia?
-Acá hacer una gira es muy complicado: las distancias, lo caro que resulta transportar equipos, la falta de escenarios y la fragmentación de la escena rock.
-¿Esperan girar por España?
-En España todo es más fácil y por eso el rock de allá da más vueltas y ha podido consagrarse traspasando las fronteras. La idea que tenemos es radicarnos allá para el segundo disco, por ahora no, primero acá, en nuestra casa, y ya después veremos.
Todos los integrantes de En Vela trabajan -directa o indirectamente- en el palo de la música, lo cual los hace músicos de tiempo completo, sin desviaciones de ningún tipo “mi papá, por ejemplo, me dice que yo hago música con Excel” señala Sergio, al describir su trabajo como productor.
El autor de las letras de En Vela es Sergio. Dice que a la hora de la composición siempre parten de las melodías y no de lo lírico. Aunque admira mucho la “poética” del rock urbano español, es consciente de que En Vela hace música y no literatura. Sin embargo, en los últimos años han logrado consolidar, al lado de bandas amigas como Orgasmo y De Ruido, una pequeña escena llamada Rock Urbano Bogotá y, desde esa tribuna, trabajan conjuntamente por lo que muchos otros llaman rock transgresivo, un género que se destaca, sobre todo, por el trabajo poético de las letras.
“También hay que tener en cuenta que acá en Colombia la música es estrofa-coro, estrofa-dos coros, estrofa-coro y ya… poner cinco estrofas seguidas, sin un coro, es lapidarse porque somos muy básicos, estamos acostumbrados a escuchar cosas muy repetitivas como sucede en toda la música tropical”.
Sergio mira su reloj. La noche acecha. Accede a una improvisada sesión de fotos. Da la espalda al atardecer bogotano, buscando una suerte de contraluz. Lo suyo no es la fotogenia. Dice que no es cantante, pero canta. Dice que no es escritor, pero escribe. Dice que no es oficinista, pero se viste como tal. Dice que no es viajero, pero su disco lo desmiente. Sergio es un músico de cepa. Y punto. Lo demás son arandelas. Pide un taxi, agarra sus cosas, me regala un disco, enciende un cigarrillo, estrecha mi mano, promete invitarme al próximo concierto y, despidiéndose, me muestra la misma espalda que recién le había expuesto a la odiosa ciudad que, ocho años atrás, le dio la posibilidad de crear En Vela: su principal proyecto de vida.
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