Son pocas las bandas nacionales que hoy sobresalen por tener un sonido propio y que pueden salirse de las categorías musicales conocidas. Sur Oculto es una de ellas. Esta banda cordobesa, que escuché pero no había tenido la oportunidad de ver en vivo, sintetiza lo mejor de la genialidad de lo progresivo con el jazz y el hardcore y, si se quiere, con el funk, gracias a un bajo pronunciado que se destaca gracias a la inexistencia de la guitarra, y que se compenetra con teclados virtuosos que no dejan ningún vacío por llenar.
Poco antes de acabar el 2017, Sur Oculto cerró el año en El Emergente de Almagro en una fecha inolvidable que tuvo también a Proyecto Quasar, una banda con un gran potencial que tiene influencias de At the Drive In y que sorprende con cambios estructurales que la pueden definir como una banda progresiva -sin serlo del todo-, que a veces cae en la epidemia del stoner pero que no se contamina del mismo sonido que llevamos escuchando durante los últimos años. Es una banda con una propuesta que no puede pasar desapercibida.
Pero volvemos a Sur Oculto, que finalizó una noche larga entre un público hipnotizado. Es que este trío tiene la virtud de enganchar sin voz, de encantar sin visuales y de asombrar con presencia escénica y virtuosismo musical, demostrando que la fórmula bata-bajo-teclado puede ser hoy lo más novedoso de la escena. ¿Cuál escena? Digamos progresiva, pero que también juega con el mathcore, y que bien podría musicalizar una pesadilla de Stanley Kubrick.
Con tres placas sobre sus espaldas, y antes de socializar con el público hacia las 4 am -o más-, la banda finalizó el 2017 con la promesa de entregar un nuevo álbum este año, que con ansias esperamos escuchar.
Para quienes no los conocen, dejo a continuación una gran presentación de la banda. Solo resta aplaudirlos.
Andrés Carrizosa
Fotos: Tomás Montag
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