Cuando salí de ver Cuando llueve lo primero que me vino a la mente fue una frase que uso mucho y que reza: “la lotería te la sacás una y otra vez, eso también pasa”. Porque, y acá va otra: “que seas paranoica no significa que no te estén siguiendo”. Ya sé, hoy soy un manojo de frases hechas. Pero verdaderamente no puede dejar de pensar en esta clave después de conocer la historia de estos 4 personajes.
Ana (Gloria Carrá) y Alan (Rafael Spregelburd) son hermanos y cada uno está en pareja con Louis (Matthieu Perpoint) y con Inés (Moro Anghileri) respectivamente. Ellos, como muchos hermanos, enfrentan sus vidas desde perspectivas contradictorias. Ana y Louis se aman y se odian y tiene una relación muy conflictiva, uno podría pensar, por decisión propia. Claro, se trata de conductas compulsivas o inconscientemente auto-destructivas y ahí la voluntad está atada de manos. Pero de todas maneras una mirada “desde afuera” les diría que se “dejen de joder”. Ana está en una búsqueda que parece eterna que la saque de la adolescencia perenne en la que se metió por culpa del tiempo que pasa y que pasa pero sin dejar cimientos. No sabe si puede escribir o hacer yoga y montar un estudio para embarazadas o meditar o estar en pareja sin sentirse amenazada o invadida. Y espera de algún modo que el destino le haga un guiño.
Por el contrario, su hermano Alan tiene fundamentos matemáticos, formales, para descartar toda posibilidad de que el destino se manifieste en cualquiera de sus maneras. Está enamorado y tiene una linda vida con un bebé en camino y un trabajo en finanzas que tiene un margen de error relativo y demuestra que la ley de la probabilidad es “La Ley” y no hay necesidad de tener fe. Pero un error de tipeo desencadena una serie ¿causal? de desastres que lo van empujando a dudar de todo aquello que siempre había dado por cierto. Porque dentro de esa probabilidad también puede ocurrir que tu número en la lotería del terror salga una y otra vez y que la pregunta “¿por qué a mí?” empiece a tener sentido. Nadie se lo pregunta cuando los acontecimientos que forman nuestras insignificantes existencias superan nuestras expectativas, ¿no?
Pero Louis e Inés no son personajes tan secundarios porque la historia de Cuando llueve no se polariza en dos actitudes adversas sino que recorre estas dos simples e intrascendentes historias de amor sin miedo y sin escatimar matices. Aunque en el nivel de su construcción se apoya en estereotipos de género y de modos de vincularse, en el nivel de la «ser ahí» (sí, me puse a leer a Heidegger) arriesga sin diluirse, nos provoca la risa sin perder el drama, nos sorprende con la puesta en escena sin desenfocarnos de sus preguntas. La obra es más descriptiva que prescritiva y no tiene una apuesta ética que busque enseñarnos nada. Es reveladora de interrogantes cuyas respuestas, a lo sumo, podemos o no lamentar. Es Inés quién se sorprende ante la improbable efectividad de ser, juntos y felices con Alan, que replica la pregunta sartreana sobre la quasi-necesidad de que no hubiera nada antes de que hubiera habido algo ¿no hubiera sido mucho más fácil?
La apuesta de Cuando llueve es, además de filosófica, visual. Se describe como una novela gráfica y el resultado es impecable. Por momentos en escena se muestran recuadros sacados directamente del comic y el juego de luces y sombras hace las veces de escenografía de bajos recursos pero de alto impacto. Hay una tradición ahí gestándose en el teatro que me remitió directamente a Mujer hermosa se ve por allí que también comentamos en este espacio.
La compañía 2bTheatre de Canadá, cuyo co-director Anthony Black es autor y director de Cuando llueve, explica que como artistas exploran el mundo que los rodea y su experiencia de lo que significa “ser” en el contexto urbano e intelectual que caracteriza su ciudad, Halifax, en Nueva Escocia. El trabajo de traducción de Rafael Spregelburd es especialmente respetuoso de esta impronta que caracteriza a la compañía 2b ya que conserva este espíritu pero adaptando el guion al clima urbano de Buenos Aires sin extraviarse en el traslado. Demás está decir que las actuaciones son geniales y que les recomiendo mucho Cuando llueve.
Cuando llueve está algunos martes (2, 16 y 23 de octubre, por ejemplo, y 13, 20 y 27 de noviembre) a las 21 h en el Centro Cultural 25 de mayo (Triunvirato 1444) en Villa Urquiza.
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