Soldati: vigencia y mirada futurista [review]

                              «La estridencia de Soldati no sabe dejar algo en pie. Es un cataclismo sonoro», CJ.

La escena rockera de Buenos Aires es por momentos muy accesible, y la expresión no tiene que ver con una cuestión de valor de las entradas, que,  de hecho, también siguen siendo económicas a pesar de que por estos días se hace insostenible esa estabilidad debido a que la vida de día, tanto para músicos, promotores y público, sigue su curso y a un costo cada vez más alto.

La accesibilidad en cuestión tiene que ver con que por una, aún, módica suma se puede tener a un metro, por ejemplo, a Sergio Chotsourian, no sólo tocando, sino también enchufando cables, corriendo equipos y pegando su propia lista de temas. No es de exponerse ni de hacer alarde de sus credenciales como padrino del stoner rock local. Pero sí es de trabajar mucho y estar siempre en movimiento, no sólo para seguir manteniendo viva la impronta y el legado de Los Natas, sino también para que haya futuro en el estilo. A Sergio, como ha repetido en varias ocasiones, no le gusta que le pidan un regreso de su ex banda, prefiere que le pregunten por sus nuevos proyectos, esos a los que siempre les está buscando una vuelta de tuerca en pos de siempre mostrar algo novedoso, genuino y de calidad, pero a la vez denso y que exija algún esfuerzo de decodificación por parte del público. Es que está muy lejos de repetir fórmulas del pop. Lo suyo es la experimentación constante y la búsqueda de un más allá musical. Lo logra.

Y para lograrlo, se rodea siempre de grandes músicos. En el pasado fueron Gonzalo Villagra y Walter Broide sus compañeros de emociones. Y ya desde hace un tiempo lo son Alfredo Felitte (tanto en Ararat como en Soldati) y Lucas Cassinelli.  En Soldati, el más nuevo de los proyectos de Sergio CH, la banda se entiende a la perfección en eso de desplegar el doom más denso y contagioso que se pueda oír por estas tierras.

Tras una buena apertura rutera a cargo de Viaje a Ixtlán, proyecto insignia de Mariano Bertolazzi, también músico de Sanador, Soldati capta la atención de todo el auditorio en Club V y hace su primer gran descarga energética con La electricidad del árbol caído antes de recibir el primer aplauso y arremeter con Los Secretos de Shiva para luego colarles Whisky Negro y Aurora.  Estridencia, cataclismo sonoro, contundencia y sabiduría. Conjunción de virtudes en el escenario y total accesibilidad para los que están debajo de las tablas. Sergio CH es el mismo de ayer pero con vigencia y mirada futurista. Entiende que el rock es actualidad y no una pieza de museo. Es por ello que siempre intenta ir más allá.

Alejandro Panfil

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