Lucy Patané y su banda se suben a la tarima del hermosísimo Cultural Freire, enchufan sus instrumentos y dejan bien clara la idea. «Mirá cómo nos ponemos» y largan con un set que incluye destreza, sensibilidad, belleza. En síntesis, muy buena música hecha por mujeres. Y nunca mejor, porque el momento es de ellas y el futuro lo será mucho más.
Es una suerte ser contemporáneos de lo que está pasando. Mene Savasta, entre tema y tema, celebra con un «qué cambio de paradigma estamos viviendo». Y el aplauso llega sin hacerse esperar. Poseidotica, con la inteligencia de sus cuatro integrantes que los hace cada vez más grandes, entendió el momento y convocó a la banda de Lucy y a Mene solista para las fechas del jueves y viernes, respectivamente. Y la combinación fue perfecta, porque para comprender lo que está pasando hay que estar receptivo, experimentar lo que hasta hace poco no era frecuente y así poder empatizar y respetar.
Tras la impactante apertura de Lucy y su banda, el cuarteto de las guitarras punzantes de Hernán Miceli y Santiago Rua, la batería inclasificable de Walter Broide y el bajo cantante de Martín Rodríguez despliega dos actos repletos de virtuosismo y viaje a lo desconocido y placentero. La distancia, Sueño narcótico y El dilema del origen brillan y a la vez conforman el contexto ideal para el estreno de dos nuevas canciones, El canchero y Progre loco. Cierran con Las magnitudes y se van a descansar para repetir en la noche siguiente y luego proyectar un 2019 infinitamente prometedor luego de la consolidación de la autogestión lograda en este año que se va.
Calentarán motores girando por Chile en enero y seguirán apoyando causas urgentes durante el resto del año. Poseidotica construye su camino contemplando el entorno, porque no se cortan solos y porque Poseidotica entendió todo.
Alejandro Panfil
Foto de portada: Cultural Freire
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