Juana La Loca: viernes a la noche, ¡otra vez! [review]

        Viernes a la Noche, otra vez… The Roxy Live. Juana la Loca. Todo cierra. Show en medio de una pandemia con la segunda ola en la puerta del país. Barbijo, toma de temperatura y un recinto con mesas, manteles y numeritos en las mismas. Y, al consultar cuánto puede costar algo para tomar, ¡sacate! ¿Caro? Carísimo.

        21.30 pasadas y Juana aparece en escena. Hombre espacial da inicio a un show prolijo con un sonido claro y sin fisuras. La banda suena tremenda y se puede puede advertir un gran estado de Rodrigo Martín. Grata noticia. Pasan impecablemente Estado de Shock y Dame pasión. ¡Hay show señorxs!

 Musicalmente, ningún secreto bajo llaves. Todo es elaboración a la vista. El contundente bajo de Andrés García  forma una base férrea con la batería y van destacándose entre la potencia sónica de las guitarras de Pasquale y Vieytes, mientras el teclado deslumbra. Así van pasando  A veces vuelvo y Las estrellas Loppez –nuevo corte adelanto del próximo disco-.

        Rodrigo agradece las flores y los bombones que le ofreció una fan: “Yo también te quiero aunque no te conozca”.  Y realmente reconforta verlo bien, Uno de los mejores frontman de esa movida denominada “sónica” allá por los –cada vez más lejanos- 90s. Es que el show de Juana del viernes, en situación bizarra de pandemia y múltiples inconvenientes- nos trasladó a todos un poco a esos 90s. Un público que pasó los 40 pirulos hace rato pero al que no parece importarle en absoluto, mientras suena Autoejecución [NdE: la descosía en Music 21] , Viernes y Tu Diversión. El famoso voy pero vuelvo para otros dos temas –hablando de los 90- dan cierre con Invisible y Agujeros negros.

        Ver a Juana hoy es disfrutarlos. Es ver una banda ajustada con mucha potencia y un cantante que está nuevamente en un gran momento. Termina el viernes a la noche. Lo que sigue es salir a la calle, darse cuenta que está lloviendo y sentir un poco esa excitación que parecen de épocas no tan lejana, que en el recuerdo parecen ser ya de ciencia ficción.

Ricardo Baeza.