
La emoción y algo de ansiedad por volver a ver a Max Cavalera en un escenario argentino siempre está, por más que su última presentación aquí haya sido hace poco más de un año, pero, cuando se apagan las luces y la banda se pasa quince minutos probando sonido detrás del telón, esa emoción y ansiedad devienen en un toque de desconfianza por lo que finalmente se podrá ver cuando ese telón ya no esté. Y cuando Soulfly sale a escena, el sonido no ayuda y se ve a un tipo que, a diferencia de su recital en marzo de 2012 en el mismo lugar, no tiene demasiadas ganas de tocar y solamente quiere jugar un poco con el público y arengar todo el tiempo con tal de que la lista vaya avanzando lo más rápido … [Read more...]