
La alegría de vivir, el optimismo ante la más retorcida adversidad, la felicidad permanente y hasta forzada parecen ser el imperativo de estos tiempos en los que las redes sociales se convierten en compendios gratuitos de autoayuda, y los libros de Coelho o Jodorowsky se venden más que los de Schopenhauer. Bueno, no. No siempre se puede estar de buen humor y, más importante todavía, no hay por qué estarlo. ¿Por qué aguantarse las ganas de putear al perro del vecino que nos despierta un domingo a las seis de la mañana? ¿Cómo no indignarse con quienes usan remeras de los Ramones o Joy Division sólo porque el logo es copado? En fin, ¿qué problema hay si despotricamos contra el clima y el … [Read more...]