
“Yo no duermo la siesta”, dice una nena disfrazada y con zapatos de señora que le quedan enormes y la hacen caminar como pisando huevos. Es una de esas afirmaciones que auto-afirman, esas que los chicos usan para aprender a marcar sus límites y su territorio, para diferenciarse y para afianzar su “yo soy”. Pero que a los grandes nos hacen gracia y nos enternecen (o en casos límites nos sacan de quicio) mientras pensamos: “¡Qué amor que la mocosa crea que su opinión es relevante!”. Pero si la mocosa no duerme tampoco tenemos forma de obligarla (sin drogas ni violencia, cabe aclarar, que están prohibidas en el nuevo código civil). Cuando pienso en frases como estas también pienso en la lógica … [Read more...]