Bigger disfruta de su presente mirando al futuro, pero sin guardarse nada [review]

Se va agrandando la convocatoria y lo que lograron los Bigger el último sábado 19 de diciembre en el Roxy Live es dejarnos a todos con ganas de interpelar a más gente para que se acerque a curiosear. Llevan 10 años de banda pero esta formación, que parece ser la que llegó para quedarse, tiene poco más de tres. Sin embargo, parece que tocaran juntos hace mucho más. Como en todas las bandas el hecho de que sean amigos, de que se quieran entre sí, genera una complicidad difícil de alcanzar por cesionistas o ermitaños. Una banda es un conjunto de personas que se aúnan con un fin en común. En este caso se trata de excelentes músicos que no se guardan nada (o casi nada) a la hora de componer, grabar, tocar o girar. Dan vueltas por el interior y por Capital, tocan para propios y ajenos y van por su segundo Cosquín para robar más corazones.

Su trato con el público es de total fraternidad: en las redes sociales contestan todos los mensajes y comentarios y en vivo no paran de charlar con sus hormonales fans que los insultan con amor un poco pasivo-agresivo para robarles una sonrisa o una respuesta. Siempre la encuentran, porque Bigger se muestra así, disponible y con humildad, por más que algunos amigos le recomendaran al Negro Villacé (voz) que la jugara más de rock star. “Amonestame Poli” le pide uno del público al bajista y estalla el Roxy en risas. Hacen del reconocimiento de sus seguidores un honor y un piropo sencillo de recibir y natural al momento de los agradecimientos.

La noche no contó con los invitados previstos y, hay que decirlo, extrañamos un poco a Corvata, imaginando que quizá fuera el convocado para dar fiebre al sábado por la noche. Sin resentimientos y con total deferencia arman un bloquecito en honor a A.N.I.M.A.L. y a Carajo durante el cual fue muy difícil quedarse parado. Entraron en la licuadora Loco pro y Sacate la mierda con un toque del clásico de Intoxicados Una vela para dejar al Negro rapear en dupla con Oli que tapaba los baches de la letra entre risas.

Tocaron todos los temas de sus últimas dos producciones Humano y Contraviento pero sin repetirse. Lograron hacer un show bien distinto de, por ejemplo, La Trastienda. Escuchando sus letras de boca de su público me pareció que los planetas estaban en orden, que aquellos que cantaban esos himnos que evocan la libertad y la independencia con tanto optimismo estaban en las gargantas indicadas. Después de Del más allá y Contraviento se vació el escenario para transformar el espacio en un bar, esos típicos de las pelis yanquis en que los contautores pasan al escenario a mostrar sus trabajos (y siempre los termina contratando algún magnate de la industria). Con luces azul-claras se despacha el Negro una versión low-fi – rechazando desenchufarse- de Amanecer que le dio al show matices. Le pega un pedacito de Best of you de Foo Fighters y sale de la calma a la tormenta con el headbanging al palo en Silencio ideal y así hasta el fin, con Mi devolución.

Tracción a sangre y sobredosis de potencia con Manu en la bata marcando el ritmo de la cabeza de todos dan un resultado infalible y que también es hard rock ‘à la 2.0’. Pero no se volatiliza en un medio cibernético y virtual sino que Bigger se decide a sostener su proyecto honrando la razón principal por la que toda banda debería existir: tocar.

MissBoa

Fotos: Gentileza Agostina Gundin Fotografía.
© Todos los Derechos Reservados

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