Pérdida física de un compañero y líder espiritual, cambios de integrantes, años de patearla y de siempre andar por la periferia de lo que llaman el éxito. Pero de tanto laburar y ser coherentes con el camino elegido, parece estar llegando la época de cosecha para Horcas. Y se trata de cosechar los resultados que siempre buscaron y que no tienen nada que ver con un Grammy o una alfombra roja. No, lo suyo es difundir el metal, sin aditivos ni conservantes, y llegar a la mayor cantidad de gente posible.
Y más allá de ese escudo protector que siempre tiene el metalero, los Horcas sienten orgullo y cero resentimientos, por eso pueden animarse a mejores salas y estudios con el fin de que a lo bueno de siempre se le agregue cada vez más profesionalismo. Y a ese objetivo lo tienen cada vez más a tiro.
Desde lo musical, Por tu honor (Tocka Discos y Sony, 2013) no aporta nuevos matices musicales que lo diferencien de, por ejemplo, Reviviendo huestes (2008) o La maldición continúa (2010), sus dos anteriores discos. Pero sí trae consigo la confirmación de la calidad vocal de Walter Meza, de la vigencia y sapiencia del Topo Yáñez como bajista, de la contundencia en la batería de Guillermo de Luca y de la frescura y ductilidad de Lucas Simcic y Sebastián Coria en las guitarras. Son cinco individuos que con la fuerza de sus composiciones y el infaltable sentimiento metalero no dejan de honrar el recuerdo y el legado de Osvaldo Civile, el ex V8 que fue piedra fundamental para el nacimiento de Horcas y que dejó este mundo en abril de 1999.
Por tu honor, su décimo primer disco de estudio, suena impecable y contagia desde el vamos, con En la jaula, donde la banda, entre otras ideas que circulan por sus cabezas, se toma la merecida licencia de celebrar este presente: “Estoy vivo y respiro, me puedo superar, por todo lo que he vivido, mis sueños son realidad”. Indiferencia, con algunos riffs y sonidos onda Cryptic Writings, de Megadeth, aporta un guiño a Tarantino pero sin recurrir a la ironía ni al sarcasmo implícito en las obras del director norteamericano: “Bastardos sin gloria, muestran su disfraz. Es la indiferencia que asfixia mi ser. Si me desespero, no calmo mi sed”.
Como en todo disco heavy, siempre hay oportunidad para bajar los decibeles sin perder fuerza ni intensidad, y allí está Punto final, cuya reflexión sostiene que “en el miedo de este mundo el silencio se siente, anhelando estar perdido entre la gente. El temor te desangra el corazón, solo buscas a quien culpar, ya no vas a pelear por mí”.
Resulta muy difícil elegir un solo tema por sobre el resto, y esa dificultad queda reflejada sobre la parte final de la obra, con Cordero de Dios, Agonía y Guerreros, los encargados de dejar agitadas las cabezas y calientes los corazones para ir y poner el disco una, dos y tres veces más, si es necesario.
“Estoy vivo y respiro, me puedo superar, por todo lo que he vivido mis sueños son realidad”, insisten, y así queda más que claro que Por tu honor está muy lejos de ser un disco más.
Alejandro Panfil
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