Allah-Las: un mundo de sensaciones y fantasías californianas en Buenos Aires [review]

Todas las fantasías que se tienen en esta parte del mundo sobre cómo es la vida en la costa oeste norteamericana parecen ser cumplidas y llevadas a cabo por estos cuatro individuos que han juntado sus caminos para vivir eternamente en clave California, que según la fantasía y lo que muestran las películas es algo así como ponerse anteojos negros, subirse a una van multicolor con un puñado de mujeres irresistibles y luego bajar en una playa desértica y soleada para hacer lo que haya que hacer.

Sí, los Allah-Las, además de experimentar –o no- esas fantasías que existen en el imaginario sureño, tienen la virtud de llenar un Niceto sin demasiada difusión previa y ponerlo en clave californication en una fría noche de otoño. Y no es menor el efecto que provocan con su presencia, a pesar de lo incómodo que es para el público que su show comience a las 23 hs. de un domingo.

El frío no es un problema, ya que The Tormentos, hermosa banda que tiene la capacidad de hacer surfear en el viejo y castigado asfalto de Buenos Aires, ameniza la velada de una manera inmejorable con su rock instrumental, frenético y contagioso que deja con ganas de que directamente sean ellos las estrellas principales de la noche. El frío, al fin y al cabo, nunca se sintió, ya que estos fieles seguidores de la iglesia de Dick Dale provocaron un incendio digno de un libro de Bradbury.

Al cuarteto californiano, entonces, le toca poner la frescura y el paisaje marino a la noche. Entre montañas y montañas de agua se van deslizando a pura melodía, provocando que no haya temor a alejarse un poco de la costa. En Niceto no hay miedo a explorar lo desconocido y por eso la banda, que se vino desde muy lejos, se siente muy a gusto.

A cargo de ese mundo de sensaciones están Miles Michaud, en guitarra y voz, Pedrum Siadatian, en guitarra, Spencer Dunham, en bajo, y Matthew Correia, en batería. Juntos logran lo que muchos no pueden: generar climas amenos y transmitir emociones varias.

Estáticos pero distendidos, consiguen comunicarse con naturalidad con una audiencia porteña cada vez más curiosa y atenta a las oportunidades. Es incomodo el horario, se insiste, pero a veces los sacrificios tienen su recompensa. Y mucho más cuando se trata de gente que compuso pequeñas y adorables obritas como Busman’s Holiday, Tell me (what’s on your mind), Catamaran o Catalina.

Se conocieron trabajando en Amoeba, un lugar donde podían sumergirse entre miles y miles de discos de artistas tan diversos como se pueda imaginar. Inspirados a más no poder por su condición de melómanos, redefinieron sus objetivos de vida y decidieron emprender el difícil camino de llegar a los oídos de la gente con su propia música. Y sí, apenas unos años después, y en un local de Buenos Aires, tomaron nota de que lograron sus objetivos, esos que también eran pura fantasía cuando se pasaban horas y horas acomodando vinilos.

Alejandro Panfil
Fotos Dahian Cifuentes

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